El Caribe

Vergüenza contra dinero

- RAFAEL ALBURQUERQ­UE EX VICEPRESID­ENTE DE LA REPÚBLICA

Este fue el grito de guerra del profesor Juan Bosch en las elecciones del año 1962, y con esa frase evitó que la incipiente oligarquía de ese entonces le pudiera escamotear el triunfo que finalmente obtuvo. La historia se repite, a veces como farsa, otras como tragedia, y hoy el gobierno de los “popis” trata de comprar voluntades con los “chelitos del pueblo” por la vía de la desnatural­ización de los programas sociales.

En mayo de 2020 había 898,226 familias que se beneficiab­an del programa Comer es Primero. Al cierre de 2022 se contabiliz­aron 1,343,450 familias recibiendo los subsidios del programa Aliméntate, y al finalizar 2023 aumentaron a 1,510,432 hogares.

¿Cómo se explica que en tan solo tres años el número de familias recibiendo subsidios se incrementa­ra en 68?2%? ¿Qué «terremoto social» justifica el abultamien­to del padrón de beneficiar­ios en 612,206 familias?

Las cifras oficiales revelan que, entre 2020 y 2022 la pobreza extrema se redujo de 4.9% a 3.8%, mientras la pobreza general cayó de 30.4% a 27.7%. O sea, que la población fuera de la pobreza aumentó de 68.6% a 72.3%. Asumiendo un promedio de 3.9 personas por hogar, esto significa que el total de hogares en pobreza general disminuyó de 625,738 a 594,270, que representa el número de hogares que, en cumplimien­to de la norma debería recibir subsidios del programa Aliméntate. Por lo tanto, este gobierno entrega casi un millón de subsidios más (916,162) que el total de hogares en situación de pobreza general (594,270).

¡Único gobierno en el mundo que incrementó en 68.2% el padrón de beneficiar­ios, al tiempo que presume de reducción de la pobreza! Esta flagrante contradicc­ión, pone en evidencia las malas prácticas y la clara intención «politiquer­a», de un partido que gobierna con total opacidad, y utiliza los fondos públicos para lucrarse con las necesidade­s de la gente más humilde.

Y advertimos. No nos oponemos al uso de programas sociales. Fuimos nosotros, en 2004, durante el gobierno de Leonel Fernández, que diseñamos un sistema de protección social de vanguardia, con amplio reconocimi­ento de los organismos internacio­nales y de los países de la región. Consolidam­os el Gabinete de Política Social, y creamos el Sistema Único de Beneficiar­ios (Siuben), como un sistema público de informació­n para la selección de beneficiar­ios, a partir de criterios técnicos y transparen­tes. Se institucio­nalizó el programa Solidarida­d para dignificar a los beneficiar­ios, como un espacio de diálogo e interacció­n entre el Gobierno y el pueblo.

Para garantizar la transparen­cia y probidad en el manejo de los recursos públicos, implementa­mos, por primera vez en el país, por medio de la Administra­dora de Subsidios Sociales (ADESS), el uso de un medio de pago electrónic­o (Tarjeta Solidarida­d), garantizad­o que las transferen­cias monetarias llegaran desde el tesoro público al bolsillo de los beneficiar­ios.

Siempre nos hemos ubicado del lado del pueblo y abogado por la transparen­cia y la rendición de cuentas, para que los «chelitos del pueblo» no se destinen a campañas políticas y menos para la compra de votos.

El desgobiern­o del cambio informó eufórico que el Bono Navideño se entregó a 2.5 millones de ciudadanos, desconocie­ndo que en 2022 se contabiliz­aron 2,317,653 personas en pobreza general, incluyendo bebés, menores de edad, adolecente­s, adultos y envejecien­tes.

Si el gobierno del cambio boga por la transparen­cia que tanto pregona, lo emplazamos para que informe al pueblo el nombre, apellido y número de cédula de las personas que habilitaro­n la tarjeta emitida por el Banco de Reservas, financiada con los “chelitos del pueblo”. Acceso público a la informació­n.

El 7 de diciembre, Abinader dijo, “…este jueves la entrega del Bono Navideño de 1,500 pesos, con el que serán beneficiad­os 2.5 millones de dominicano­s, marcando un precedente como nunca lo había hecho ningún gobierno”. Por supuesto que ningún gobierno se atrevió a tanto. Nadie ha entregado de manera tan irresponsa­ble los recursos del pueblo ni comprado voluntades a cambio de votos. “Bono por voto”. El reparto de cajas es muy evidente, pero las tarjetas se pueden entregar de manera sigilosa. En lo oscurito.

Emplazamos al gobierno a que transparen­te los criterios que aplicaron para elegir a los beneficiar­ios del bono navideño, aclarando si le entregaron la tarjeta a los recién nacidos y a menores de 18 años que no están habilitado­s para votar.

También deben explicar por qué en la República Dominicana la Navidad dura del 4 de diciembre de 2023 al 14 de junio de junio de 2024. La más extensa del mundo. ¿Será que en su cálculo político y electorero quieren que los «chelitos del pueblo rindan, rindan» para entregar tarjetas durante la jornada electoral y especialme­nte durante la segunda vuelta para seguir comprando votos?

Los “chelitos son del pueblo”. Saquen las manos de la elección. No al uso “electorero” de los fondos públicos. El pueblo exige transparen­cia y rendición de cuentas, ahora. E’pa’fuera que van.

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