3 Obras producto de la creatividad humana
Memorial de Washington, D.C.
Tanto en la inauguración del Memorial a Lincoln (1922) como en la inauguración de los trabajos del Monte Rushmore, estuvo presente el hijo de Lincoln, Robert Todd.
Para ejecutar la cabeza de Roosevelt, había fotos suficientes, pero le sirvieron más las de Edward Curtis quien se especializó en dejar una memoria fotográfica de los últimos jefes indios y de sus verdugos.
La obra fue concluida al mismo tiempo que cuando los sístoles y diástoles se le terminaron al escultor en el 1941.
Una vez más el aporte de Francia a la cultura de los Estados Unidos hizo presencia en esta obra. Gutzon conoció a Auguste Rodin en París y decía que este le había dado la fuerza final para decidirse por la escultura y no por la pintura.
La estatua de la Libertad de Frédéric Bartholdi es el otro gran aporte de los franceses.
A 25 kilómetros al oeste de South Dakota se puede visitar el Crazy Horse Memorial, una escultura mayor en las montañas que honra al jefe indio. El monumento fue creado por Korczak Ziolkowski uno de los escultores que trabajó en el Rushmore. La cara de Caballo Loco mide alrededor de 9 pisos de un edificio normal y fue construido sin un centavo del gobierno norteamericano. La intención del jefe indio, que la encargó Oso Parado, fue recordar los miles de indios muertos y a uno de sus jefes más significativo.
Ambas obras son el producto del conocimiento artístico de los dos escultores que la crearon. Es una prueba latente de que para realizar una obra de arte se requiere de formación porque cualquier gallo loco, privando en artista, no hubiera podido realizar esta inmensa obra. No es lo mismo hacer un trabajo de esta envergadura que presentar gomas viejas de carro en el piso como una gran manifestación del arte contemporáneo.
Una y otra vez, hay que insistir para denunciar a los charlatanes que al final quedarán desnudos y como ratones que fueron los únicos que salieron corriendo el 31 de octubre de 1941 cuando fue inaugurada. Esos son los ratones que pululan los espacios artísticos y museos de hoy huidos al oír los fuegos artificiales que la daba a conocer oficialmente como obra monumental y producto de la creatividad humana.
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