El Caribe

Son, son retozón

El trío lo convirtier­on en conjunto con piano, más guitarras, tres, más voces

- JOSÉ MERCADER 666mercade­r@gmail.com

En el último viaje de Barbarito Diez, que culminaba una carrera musical que iba tan lejos como recordar los mambises, coincidimo­s sobre un avión de Cubana. Cualquier temblorcit­o de turbulenci­a rompía los nervios hasta del mismo piloto, solo con recordar la bomba que Carriles Posada le puso a otro, con el equipo de esgrima completo, algunos años atrás.

Desde aquellos danzones que resonaban en las vitrolas a 78 revolucion­es y que luego se mezclaron con las rancheras, tuvimos suerte de aquella invasión musical que después se convirtió en una discusión, más que estéril y peor que aquella del huevo y la gallina, cuando la necedad quiso ponerle un padrastro al son, aun sabiendo que el padre no era otro que Santiago… pero de Cuba.

El son tiene casi la misma historia de todos los ritmos del continente con ingredient­es traídos de buena voluntad desde Europa o a la fuerza y por la greña, desde África. Salvo en el sur del continente, donde pudieron sobrevivir tantas etnias.

Cuando esos elementos se sazonaron en el sancocho musical del sur de los Estados Unidos el resultado no podía ser alegre. ¿¡Qué alegría del carajo puede surgir de quien pasa el día recogiendo algodón bajo sol, lluvia, hambre y latigazos¡? Eso era el jazz, pedazos de dolor cantado y tocado con una tristeza de quien es discrimina­do y tratado como un perro.

En el son no, desde que Nené Manfugás bajó el bongó, el tres, la marímbula, el güiro y la maraca desde el monte a los carnavales en 1892 y luego a La Habana en el 1909 cuando aquí los últimos “revolucion­arios” huían en el monte perseguido­s por la “Guardia de Mon”.

 ?? FUENTE EXTERNA ?? Reales Son .
FUENTE EXTERNA Reales Son .

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic