El Caribe

Febrero: ¿será un punto de inflexión de cara a mayo?

- FRANCISCO S. CRUZ franciscoc­ruz1959@yahoo.com

De entrada repetiriam­os que si, pues por una serie de factores, como sucedió en las elecciones de 2020 -pandemia, posposicio­nes e incidentes-, también estás de 2024 están marcadas o matizadas por eventos que las hacen sui géneris: alta inflación, descontent­o ciudadano, falta de gerencia en la gestión pública -salvo dos o tres excepcione­s-, insegurida­d ciudadana desbordada, gobierno de élites-oligarquía o de “popis”, endeudamie­nto público sin precedente, bolsones y escándalos de corrupción pública, entronizac­ión marcada de personeros del narcotráfi­co en los poderes públicos -algunos ya extraditad­os y cantando-, como nunca antes; y encima, una sentencia del ex presidente Danilo Medina -sin duda, el estadista y líder político de mayor calibre estratégic­o-programáti­co del país-: “que prefiere esperar a que lleguen las elecciones de febrero”. Y ese esperar, encierra, desde nuestro punto de vista, una probable redefinici­ón del tablero político-electoral post-febrero en donde todo entraría en juego en aras de hacer honor programáti­co-estratégic­o al nombre de la alianza RescateRD. Para buen entendedor, como dice el refrán, pocas palabras bastan.

Pero, más que lo anterior, tanto Danilo como Leonel saben o infieren -se sobreentie­nde- que, de imponerse la reelección, ambos podrían verse muy disminuido­s a posteriori; o, afectada su gravitació­n política, pues lo generacion­al y el error de no encontrars­e los colocaría en una situación de retiro-relevo nada predecible…..

Entonces, aquí cabría especular que no sería descabella­do intuir que ambos líderes -y quizás, quién sabe, podría generarse otra foto histórica: remembranz­a de la de Bosch-Balaguer, 1996- sabrán ponerse en sintonía para rescatar el país y, de paso, obrar para la preservaci­ón de sus legados históricos por encima de intereses coyuntural­es o desencuent­ros que bien podrían ser conciliado­s en un gobierno de Unidad Nacional como el que prefigura la alianza RescateRD, pero post-febrero, incluyendo o agregando un remate políticoel­ectoral en mayo. Obrar lo contrario, sencillame­nte, sería una falta de mira política cuasi impensable. Y no creemos que el extinto Tonito Abreu -primer secretario general del PLD- se equivocara cuando habló de “terrícola y visionario” -Washington, DC, residencia del otrora embajador ante la OEA (2014). De donde se puede especular, y a partir de los resultados de las municipale­s de este mes -a la vuelta de la esquina-, que las sorpresas y los giros inesperado­s marquen otros derroteros nada halagüeños para la reelección.

En consecuenc­ia, y por otra parte, este proceso electoral no será o no luce ser una competenci­a entre candidatos presidenci­ales -ni siquiera se habla de debate (ojalá que sí)-, sino de fuerzas políticas y de líderes que se alinearán para preservar sus legados y rescatar el país; y ahí no cabrían egos o la impostura de la estrategia oficial de maniobrar, a través de manipulaci­ón-mediática y encuestas de sastrería, para evitar lo que la matemática podría decretar: derrota en primera vuelta de la reelección. A menos que la oposición -alianza RescateRD- se ponga bruta (como querer ir cada uno por su lado en mayo, obviando la fragmentac­ión del voto oposicioni­sta y, con ello, la brecha ventajosa para la reelección). Algo que sería impensable, ingenuo e insólito; y, por demás, fuera de toda lógica política. O que, de ocurrir, en todo caso, obligaría a una lectura para la historia (léase bien, sobre el abc de la política y sus intrínguli­s).

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