José García Cordero con LOR Gallery en ARCOmadrid 2024
La galería Lyle O. Reitzel ha sido seleccionada, por su sexta vez desde 1997, para una doble participación en la prestigiosa feria de arte ARCOmadrid 2024, junto al reconocido artista dominicano José García Cordero, a celebrarse entre el 6 al 10 de marzo.
LOR Gallery, la más importante galería de arte dominicano, presenta un solo show del artista en la sección general; al mismo tiempo, una pieza de García Cordero formará parte de la sección especial titulada ‘La orilla, la marea, la corriente: un Caribe Oceánico”, curada por Sarah Hermann y Carla Acevedo-Yates, dice una nota de prensa enviada a este medio.
ARCOmadrid es la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de España que, desde su creación, constituye una de las principales plataformas del mercado del arte contemporáneo.
En 2024 celebrará su 43ª edición con el mar Caribe como proyecto central. El programa comisariado por Carla Acevedo-Yates y Sara Hermann, ‘La orilla, la marea, la corriente: un Caribe oceánico’, girará en torno a las escenas artísticas de los territorios conectados por este mar.
Según las palabras del maestro Jose García Cordero, radicado desde hace años en Francia: “Es muy extraño como la obra de arte se nos impone como metáfora de lo real. Pesadillas diurnas. Ideas ilógicas. Representaciones sin sentido etc. Sin embargo -y esta es la ambigüedad- el arte hace de todo esto algo real. Pues estas pinturas son objetos tan reales como las piedras. Están presentes aquí y ahora. Y lo que dicen se hace real desde que las pensamos. El Caribe es una ilusión. Lo
real existe más en la ficción que en la historia. Nuestra realidad está más en los sueños que en la voluntad de comprenderla. El arte es sin dudas la irrealidad real. La nuestra”, ha dicho quien sin lugar a dudas es una de las personalidades de las artes visuales dominicanas de mayor contundencia estilística y narrativa.
Cordero algunas veces forma parte en primera persona de lo que pinta, como si quisiera retratar su filosofía de vida, sus preocupaciones y angustias, sus esperanzas y sus sueños, que a veces parecerían pesadillas.
Hay un drama intenso y sólido en gran parte de su obra, como el mazazo de un negro cimarrón de aquellos del siglo XVII, en el cráneo de un enemigo.
Profundamente caribeño, García Cordero ha sabido quedarse al margen de la pintura antillana que tiene que ver con Lam y otras firmas, para reinterpretar la insularidad a su modo, donde habitan jaurías, sequía, jungla de troncos desnudos y sombrass.