El Caribe

Juan Luis Guerra y un concierto histórico

- EURI CABRAL euricabral­07@gmail.com

El concierto “Entre mar y palmeras” presentado el pasado sábado 10 de febrero por Juan Luis Guerra y 4-40 en el Estado Olímpico ha sido, sin lugar a dudas, el más exitoso y el mejor de todos los conciertos que ese artista dominicano ha realizado en sus 40 años como artista popular. Fue algo increíble, extraordin­ario, apoteósico, realmente un concierto histórico.

Juan Luis reunió a más de 50 mil personas, invitó a 12 artistas dominicano­s y a un artista internacio­nal, rememoró sus años de inicio, les hizo un reconocimi­ento a los fundadores de 4-40, a la generación de nuevos artistas dominicano­s y elevó la dominicani­dad a niveles muy altos. Juan Luis interpretó 34 canciones, y de principio a fin, desde “Rosalía” hasta “La Bilirrubin­a”, fue un tiempo lleno de alegría, de belleza, de baile, de movimiento, de mucho sentimient­o y orgullo de ser dominicano.

La producción del concierto fue impecable. El aspecto técnico y de sonido no tuvo ningún fallo y fue soporte fundamenta­l para el gran impacto que se logró. La idea de entregar brazaletes a todos los asistentes, dotados de luces que se encendían al ritmo de la música, fue una idea genial. Fue poner sabiamente el encendido de luces a los pies de la música de Juan Luis y 4-40.

Juan Luis tuvo un solo artista internacio­nal como invitado, el cantautor colombiano Fonseca, un destacado artista que se ha destacado ampliament­e, con quien interpretó la canción “Si tú me quieres”, grabado a dúo entre ambos. En el transcurso del concierto el único hecho lamentable fue cuando un grupo de drones empezó a poner mensajes políticos de campaña de Dío Astacio y el PRM. Una acción descabella­da e irrespetuo­sa, que fue frenada de inmediato por la seguridad del evento.

Un emotivo momento fue cuando Juan Luis llamó a cuatro jóvenes artistas, Pavel Núñez, Techy Fatule, Alex Ferreiras y Melymel, y juntos hicieron una magistral interpreta­ción de “Amor de conuco”. Fue un hermoso acto que mostró la calidad de la nueva generación de nuestros artistas.

Juan Luis asumió a Jesús como su Señor y Salvador hace 28 años y en ese tiempo ha puesto todo a sus pies. Antes de interpreta­r el merengue “Para ti”, dijo que ese tema lo había escrito para honrarlo y alabarlo. Y afirmó que se lo dedicaba a Jesús, “que es el nombre que está sobre todo nombre”, tal y como dice la Biblia en Filipenses 2:9.

Uno de los momentos más impactante­s del concierto fue cuando Juan Luis dijo que el grupo 4-40 nació en 1984, hace 40 años, cuando cuatro jóvenes quisieron aportar cambios a la música y al país. De inmediato llamó a los fundadores del grupo, Maridalia, Mariela y Roger, y juntos cantaron “Mientras más lo pienso… tú”, mientras en las pantallas se veían imágenes de los primeros tiempos de 4-40.

Del gran impacto provocado por el reconocimi­ento al 4-40 original, Juan Luis pasó a otro reconocimi­ento de alguien que fue clave en momentos difíciles del grupo, Adalgisa Pantaleón. Esta gran artista entró al escenario y junto con Juan Luis cantó el emblemátic­o merengue de 4-40, “Como abeja al panal”. Cuando Juan Luis cantó su conocido “Visa para un sueño”, salieron a escena Rafa, Tony y Luis, Los Hermanos Rosario, y el estadio se puso de pie y todo el mundo empezó a bailar.

Después de interpreta­r “Ojalá que llueva café”, Juan Luis llamó al al escenario a su último invitado, su púpilo y protegido Vicente García, un joven dominicano que se inició haciendo rock, participó en varias giras con 4-40 y hoy es uno de los artistas dominicano­s más exitosos en el exterior. En las pantallas apareció una tierna foto de Juan Luis firmándole un autógrafo a un niño de unos 10 años más o menos… Ese niño es Vicente García. Seguidamen­te ambos cantaron “Loma de cayenas”.

Después de intentar irse en dos ocasiones y con el mismo ánimo del inicio del concierto, después de más de 2 horas y 33 temas interpreta­dos uno detrás de otro, Juan Luis llevó al píblico al clímax cuando interpretó “La bilirrubin­a”. Todos bailamos, reímos, disfrutamo­s al máximo. Cuando terminó de cantar, el concierto había concluido de forma magistral y Juan Luis se despidió, mientras seguía sonando La bilirrubin­a.Juan Luis se marchó eufórico, feliz, sastisfech­o y lleno de humildad. Y con el ritmo de La bilirrubin­a de fondo musical, el cielo de la noche se colmó de un maravillos­o espectácul­o de fuegos artificial­es que le decían a viva voz a Juan Luis y a 4-40: “Misión cumplida… Dios les bendice”.

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