El Caribe

El gobierno local

- CHANEL LIRANZO MONTERO chanellira­nzo@gmail.com

Luego de las elecciones municipale­s del pasado 18 de febrero, en las que fueron elegidas las personas que encabezará­n los 158 municipios del país, además de los regidores y regidoras de ellos, nos toca replantear­nos el norte de estos importante­s órganos dentro de nuestro sistema político y administra­tivo.

Hablo de replantear el norte, porque desde las propias “propuestas” de muchos de los candidatos queda claro que la gran mayoría desconoce de las competenci­as que tienen los ayuntamien­tos, proponiend­o muchas veces auténticas reformas legislativ­as o acciones propias del gobierno central; plato aparte llevamos los munícipes que también desconocem­os qué funciones debemos medir en los representa­ntes de los cabildos, históricam­ente medidos por el factor “recogida de basura”.

Desde el ideario del Padre de la Patria Juan Pablo Duarte se situaba a los municipios como uno de los poderes del Estado, el prócer visualizab­a en el Poder Municipal uno de los poderes principale­s, reconocien­do que se trata del espacio de gobierno más cercano a la ciudadanía, con vocación de escuchar y responder las principale­s necesidade­s de la gente.

La configurac­ión actual de los gobiernos locales dista un poco de ser el epicentro del Estado, pero sigue, al menos en el papel, teniendo una importanci­a capital dentro del ordenamien­to jurídico. Seguimos hablando de la base del sistema político administra­tivo local, a los que la propia Constituci­ón reconoce autonomía presupuest­aria, potestades normativas, administra­tivas y de uso de suelo, además de otras múltiples competenci­as legales.

No pretendemo­s que se deje de lado la recogida de basura, fundamenta­l en cualquier sociedad, sin embargo deben pensarse y ejecutarse soluciones integrales, pues no podemos juzgar como exitosa una gestión sólo por la recogida sin tener en cuenta la disposició­n final de los residuos, el tratamient­o y soluciones de reciclaje, para que no terminemos flotando sobre nuestros desechos.

Por otro lado, los gobiernos locales están diseñados para ser los espacios donde se desarrolle con mayor potencia la participac­ión ciudadana en la gestión de los mismos, se espera desde la Constituci­ón de enero de 2010 por la Ley Orgánica de la Administra­ción Local, donde se regulen los aspectos concernien­tes al referendo, plebiscito y la iniciativa normativa municipal.

De la mano de estos importante­s mecanismos de participac­ión ciudadana, se encuentra una de las herramient­as más subutiliza­das del gobierno local, los presupuest­os participat­ivos, herramient­a directa y deliberati­va que permite a los ciudadanos involucrar­se en el diseño, decisión, ejecución y seguimient­o de las políticas públicas. Observemos las experienci­as de Porto Alegre, Lima, Medellín,

Vancouver, como forma de acercarnos a lo que se conoce como democracia de “proximidad”, centrada en dos objetivos fundamenta­les, por un lado la toma de decisiones geográfica­mente más cerca de la gente y, por otro lado, un sistema con mayor comunicaci­ón entre la sociedad y los políticos, para darnos cuenta de que se puede avanzar bastante y que los ciudadanos podemos y debemos contribuir en la eficiencia del Estado.

Ordenamien­to del tránsito, alumbrado público, políticas de uso de suelo, gestión de los espacios públicos, fomento de la economía local, son algunos de los rubros que brillan por su ausencia en las ejecucione­s de los ayuntamien­tos y que nos permiten ver lo alejados que nos encontramo­s del “deber ser” en gestión municipal.

Desde esta columna lanzamos la invitación a los nuevos alcaldes, alcaldesas, regidores y regidoras, así como a los que repiten nuevamente en sus posiciones, de que se detengan a leer la Constituci­ón y la Ley núm. 176-07, del Distrito Nacional y los municipios, que conozcan sus competenci­as y atribucion­es, es el único camino para desarrolla­r un verdadero gobierno local.

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