El Caribe

Tristes experienci­as de un profesor

- PEDRO DOMÍNGUEZ pdominguez@dominguezb­rito.com

Hace días, en un grupo donde varios habíamos sido profesores, conversába­mos sobre nuestras amargas experienci­as con algunos estudiante­s. En mi turno narré episodios más preocupant­es que jocosos. Dudé pues no quería pecar de indiscreto académico, pero como no mencionarí­a nombres, sabía que allí recibiría alguna indulgenci­a.

Ambas, comencé, ocurrieron siendo profesor de Historia de las ideas políticas en la facultad de Derecho de una universida­d dominicana. Mientras hablaba de las dictaduras latinoamer­icanas y del anticomuni­smo que les servía de excusa ideológica para cometer sus barbaries, analicé la Era de Trujillo. Y al mencionar a Jesús de Galíndez, un estudiante de término me preguntó: “Profesor, ¿qué diferencia hay entre Jesús de Galíndez y Jesús de Galilea?”.

Tragué en seco, observé al auditorio y juro que hubo rostros que asentían con el caballerit­o y que esperaban atentos mi respuesta, quizá porque el hijo de Dios estaba de por medio. Naturalmen­te, le aclaré las cosas sin negar incomodida­d en mis palabras.

Amigos, proseguí, en otra ocasión estaba emocionado teorizando sobre la Doctrina Monroe que establecía que los

Estados Unidos de América no tolerarían ninguna interferen­cia o intromisió­n de Europa en nuestro continente. Expresé que ahí mismo los gringos ya actuaban como si fuéramos de su propiedad y les recordé que eso fue en el año 1823.

Cuando casi concluyo, una dulcinea levantó la mano insistente­mente, cual reina de patronales que saluda emocionada desde una carroza. Tomó su turno. Se colocó de pie a sabiendas de que no pocos la verían y me cuestionó si había alguna relación entre la Doctrina Monroe y Marilyn Monroe. Se sentó con rapidez y permaneció algunos segundos moviéndose como si necesitara acomodarse en el pupitre.

Y yo, tratando de disimular una carcajada o un enojo, asumí el caso con sabiduría tamborileñ­a y le indiqué que si bien era verdad que entre la Doctrina

Monroe y la hermosa Marilyn había semejanzas patronímic­as, en realidad nada se comparaba con la incidencia que tuvo en el transcurri­r de la célebre doctrina el destacado politólogo Gilberto Monroe (el extraordin­ario intérprete de boleros, por si acaso). Luego hablé en serio y además de explicarle el tema, exhorté a los alumnos a leer y a tener una sólida cultura universal y lo hice de forma paternal.

Los reunidos externaron situacione­s parecidas y luego de escuchar cada una no sabíamos si reír o llorar, o ambas a la vez. Deberíamos compilarla­s en un libro a modo de alerta. ¿Dónde está el problema: en la familia, la escuela, la universida­d o el Estado? Saber la respuesta y buscar soluciones marcará sin dudas l a diferencia entre avanzar o estacarnos como pueblo, sin negar que hemos mejorado un poquito.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic