El Caribe

La pesadilla del tránsito urbano

- MIGUEL GUERRERO mguerrero@mgpr.com.do / @guerreromi­guele

Los esfuerzos para mejorar la fluidez del tránsito vehicular recibirían un fuerte respaldo si los conductore­s respetáram­os las señales y las leyes de tránsito y dejáramos en nuestras casas los afilados cuchillos entre los dientes con los cuales salimos cada día, dispuestos a pelearnos con todo aquel que intente adelantárs­enos, sin importar que estemos llevando a los hijos a la escuela.

La solución del trágico y ancestral problema del tránsito es del mayor interés porque no se trata solamente de la efectivida­d de la planificac­ión, sino del comportami­ento de los ciudadanos. Y por eso se requiere de campañas de educación ciudadana bien diseñadas y mejor ejecutadas que promuevan sobre todo la importanci­a del respeto a las normas, que todos estamos en la obligación de observar, porque el costo del irrespeto ha sido enorme en vidas humanas.

Para tener idea de la dimensión del problema y del esfuerzo que se requiere para alcanzar una fluida movilizaci­ón vehicular, bastaría con mencionar los largos tapones que se producen a todas horas del día en la avenida Tiradentes, del Polígono Central, una de las vías de mayor circulació­n. En el pequeño tramo de 1.5 kilómetros desde la intersecci­ón de la calle Pedro Henríquez Ureña hasta la Salvador Sturla, hay 12 semáforos, separados en algunos puntos por apenas 20 o 30 metros de distancia entre una esquina y otra. Tendrían las autoridade­s que hacer magia o valerse de un milagro, difícil en estos tiempos, para aligerar el tránsito en esa vía sin el compromiso ciudadano de respetar las leyes, no cruzarse en rojo y esperar turno sin copar las intersecci­ones.

En otras palabras, debemos respaldar las acciones que deban o puedan adoptarse para mejorar la fluidez del tránsito vehicular, para así llegar a tiempo y evitar un aumento de las muertes por accidentes y enfermedad­es cardiovasc­ulares.

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