Presa de Guaigüí, proyecto 24 años de estancado
El proyecto para la construcción de la presa de Guaigüí, cumple 24 años de permanecer estancado, a pesar de la importancia que reviste terminar esa obra hídrica.
Los trabajos iniciados en el año 2000, durante la gestión de Hipólito Mejía, establecían que el embalse sería levantado con recursos económicos provenientes de bonos soberanos y serviría como control de avenida.
Además contemplaba buscar producir energía, y serviría para el suministro de agua potable para el consumo humano y para irrigar la agricultura.
En los estudios hechos hace más de dos décadas, se establecía que la presa de Guaigüí tendría una capacidad para 77 millones de metros cúbicos de agua.
Con la construcción de la presa, el gobierno y la empresa contratista tenían previsto el desalojo de las familias que residían en su entorno. Sin embargo, apenas algunos recibieron el dinero prometido. Otros quedaron a la espera de los recursos económicos para poder emigrar. En la gestión de Danilo Medina, el entonces director general del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI), Olgo Fernández propuso un “pacto por el agua” para construir 12 grandes presas en todo el país.
La obra permitiría represar el río Camú en la parte alta, donde es habitada por las comunidades Guaigüí y Camú.
Tres años después de dejar iniciado el proceso para construir el embalse, ésta fue paralizada en el año 2,003.
Posteriormente, fue retomada en el 2006 en el gobierno de Leonel Fernández, pero bajo el argumento de la crisis financiera, volvieron a parar los trabajos.
Paralizaciones
Plan de desalojo familias no termina de ejecutarse.
Los residentes en Guaigüí aseguran que los trabajos han sido paralizados en al menos tres ocasiones.
Desde entonces, parte de las maquinarias que dejaron allí se ha ido deteriorando al punto que tres camiones y una grúa ni siquiera prenden.
El descuido es tal, que apenas cuentan con cuatro personas para el personal de seguridad, uno guardia del Ejército Nacional, apostado a la entrada para impedir que medios de comunicación y curiosos busquen penetrar al terreno.
Al menos cuatro remolques que permitían alojar a los ingenieros y técnicos, están totalmente deteriorados, al igual que espacios o naves para soldaduras y hasta las alcantarillas de hormigón están prácticamente arropados por la hierba.
Las oficinas que tenían habilitadas para técnicos del INDRHI estaban clausuradas y en pocas ocasiones se presentaron al lugar.
Ramón Tapia, residente en Guaigüí, dijo que al menos el 99 por ciento de las familias que residen en la zona cercana al proyecto siguen sin ser reubicadas.
Tapia reconoce que las fuentes de empleo que tenían cuando la obra fue iniciada, servía como sostén para algunos moradores.
“Aquí solo le pagaron a pocas personas, entre estos uno de los propietarios de los terrenos donde será construida la presa y otros dos. Con el resto no se ha hecho nada”, explica Tapia al hablar con reporteros de elCaribe.
José Armando Tapia dijo que aunque se adquirieron los terrenos para reubicar a las familias, esto no se ha producido. Tapia cree que no existe voluntad política por parte de los distintos gobiernos para construir la presa de Guaigüí.