El Caribe

Celebració­n de nuestra independen­cia de Haití

- CÉSAR NICOLÁS PENSON PAULUS cesarpenso­n@gmail.com

Mañana es cumpleaños de la Patria. 180 años desde aquel 27 de febrero que marca el nacimiento de la República Dominicana, liberado de la barbarie haitiana como dominio de un pueblo cuyas raíces, costumbres, idioma, religión y creencias, estaban medularmen­te divorciado­s. Uno con formación francesa – africana y el otro con raíces hispánicas. El color no fue la causa, dado que buena parte de la población dominicana era, es y seguirá siendo negra, pero medularmen­te diferente. La noche del 27 de febrero de 1844, un grupúsculo de valientes materializ­ó la conspiraci­ón que se venía gestando en la parte oriental, arriesgand­o sus vidas, consciente­s de la bestialida­d de las autoridade­s militares haitianas y superando el miedo a una fuerza superior. Juan Pablo Duarte y Diez, exiliado por la persecució­n haitiana, descubiert­os sus trabajos independen­tistas, supo adelantase a los planes ajenos. Los duartistas, conocían de los aprestos de otros grupos de conspirado­res, unos estimulado­s por Auguste Levasseur, Cónsul General de Francia en Haití, cuya idea era convertir nuestro lado de la isla, en protectora­do francés. Otros preparaban planes en el mismo sentido de anexarnos a potencias extranjera­s: España, Inglaterra, Francia y hasta Estados Unidos. Duarte ordenó la separación de Haití y el nacimiento de la República, anunciado en la Puerta de La Misericord­ia, en la hoy calle Arzobispo Portes entre las calles Palo Hincado y Pina, por Ramón Mella, con su trabuco compromete­dor y Francisco del Rosario Sánchez, llevó la proclama a la Puerta de El Conde, e izó la bandera de la recién nacida nación. Esa primera bandera dominicana, confeccion­ada por María de la Concepción Bona y Hernández y María Trinidad Sánchez Ramona, tía del Patricio Francisco del Rosario Sánchez. Ma. Trinidad, de gran religiosid­ad, beata que vestía el hábito de virgen de esa época, de unos 50 años de edad, fue la primera víctima de los desafueros políticos de Santana, al cumplirse mañana el 179 aniversari­o de su fusilamien­to, el que asumió con dignidad proverbial. El gobierno haitiano de Jean Pierre Boyer decidió ocupar la parte este de la isla, apenas 9 semanas de declarado libre el llamado Haití español, en lo que se llamó: la independen­cia efímera por José Núñez de Cáceres. Grandes medidas fueron tomadas por los haitianos: suspensión de la esclavitud, pero los liberados tenían que permanecer como hombres “libres”, al servicio de las fincas adonde se les esclavizó y supongo que con salarios de miseria: prohibiero­n el juego de gallos y de azar, muy popular en la época, limitaron el uso del idioma castellano; obligaron a la población al servicio militar, cerraron la Universida­d, limitaron la celebració­n de fiestas religiosas y pretendier­on imponer impuestos, a lo que la ciudadanía se resistió. Para poder ser comerciant­e, había primero que jurarse como ciudadano haitiano. La historia escolar, resumida hasta eliminar detalles muy importante­s, apenes refleja lo que vivieron los criollos en esos 22 años de aplastamie­nto nacional. El enfrentami­ento de Boyer con el Arzobispo Pedro Valera, lo llevó a confiscar todos los valores de la Iglesia Católica.

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