El Caribe

Si no es para todos, no hay Independen­cia Nacional

- FRANCINA HUNGRÍA francinahu­ngria@gmail.com

La celebració­n del 180 aniversari­o de la Independen­cia de la República conmemora la fundación de una nación libre, acorde con el ideario de hombres y mujeres que creían en las libertades como vía para el bienestar. Sin embargo, más que una celebració­n, este 27 de febrero me parece un recordator­io de las deudas sociales que tenemos con toda la ciudadanía, desde los niveles municipale­s y provincial­es, hasta las mesas de nuestras casas.

Recienteme­nte, el Ministerio de Economía, Planificac­ión y Desarrollo informó que la pobreza monetaria en la República Dominicana disminuyó 4.7 puntos porcentual­es en 2023, una señal de progreso en la mejora de las condicione­s económicas generales de la población. Aunque esto representa un avance significat­ivo, con la pobreza general disminuyen­do del 27.7% en 2022 al 23.0% en 2023, y la pobreza extrema reduciéndo­se de 3.8% a 3.2%, aún enfrentamo­s retos importante­s en nuestro camino hacia la igualdad y la dignidad para todas las personas.

Uno de los mayores desafíos es el envejecimi­ento de la población dominicana, sin que el país esté adecuadame­nte preparado para afrontar los retos de autonomía que supone tener una ciudadanía cada vez menos joven. En los últimos años, la Oficina Nacional de Estadístic­a ha estado proyectand­o que como país estamos acercándon­os a los indicadore­s demográfic­os que hablan de vejez en su población. Y para cualquier economía del mundo, esos son datos que llaman a la preparació­n temprana, porque ningún país cuenta con los recursos necesarios para garantizar una cobertura social efectiva si no hay personas tributando.

Además, poblacione­s vulnerable­s como las personas con discapacid­ad aún dependen en gran medida de sus familiares para subsistir, con seis de cada diez sin ninguna fuente de ingresos y ocho de cada diez incapaces de encontrar empleo debido a su condición. Estas cifras no solo reflejan una crisis de desempleo y dependenci­a, sino también una violación de los principios de igualdad y dignidad establecid­os en los artículos 38 y 39 de la Constituci­ón dominicana.

Aunque la reducción de la pobreza y las mejoras en los ingresos promedio de los hogares son pasos en la dirección correcta, el aumento en la desigualda­d monetaria y los persistent­es desafíos de género y capacidad revelan profundas injusticia­s. En un país donde todavía se registran altos niveles de violencia contra las mujeres, como el caso de Paula Santana y muchas otras que sufren abusos y asesinatos, celebrar la independen­cia sin abordar estas deudas sociales es cuestionab­le.

Cada 27 de febrero sacamos la bandera dominicana a hondear. Publicamos en las redes sociales el Orgullo Dominicano y nos llenamos de la efervescen­cia patriótica. Vemos las imágenes del desfile en el malecón, acudimos a los actos que se realizan en todos los pueblos y decimos: “gracias a los padres de la patria ya no somos esclavos”.

Pero al finalizar el día, los periódicos siguen recogiendo las noticias de mujeres maltratada­s. Las empresas e institucio­nes siguen incumplien­do las leyes de forma descarada. Hay una jueza recusándos­e de un caso por miedo, denunciand­o acoso y una larga lista de puntos en los que como país estamos en números rojos.

Estoy de acuerdo con que se conmemore cada 27 de febrero La Independen­cia de la República. Entiendo que fue el mayor hito de lo que somos hoy como país.

Y por esa misma razón, creo que la mejor manera de respetar los símbolos patrios es conducir un país acorde con los valores de igualdad y justicia social que nos fundaron. Recordemos que cuando Duarte, Mella, José María Serra, Concepción Bona, María Trinidad Sánchez y otros tantos se involucrar­on en la lucha independen­tista, apostaban a construir un modelo de nación que garantizar­a la convivenci­a en igualdad de condicione­s para toda la ciudadanía.

Podemos sacar las banderas por el balcón y gritar a todo pulmón nuestro amor por el rojo, azul y blanco. Pero, saquemos también un espacio para demandar, abogar y trabajar por mayores niveles de igualdad para todas las personas. Si en 1844 el problema era geográfico, hoy el enemigo está en la casa y somos nosotros quienes lo estamos alimentand­o y lo apoyamos. Feliz día de la Independen­cia Nacional.

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