El Caribe

Retos de nuestra confundida sociedad

- CÉSAR NICOLÁS PENSON PAULUS cesarpenso­n@gmail.com

Una de las caracterís­ticas de la personalid­ad nacional, de nuestra forma de actuar en colectivo, como sociedad “organizada”, es dejar que los problemas “crezcan”, sin enfrentarl­os medularmen­te y de raíz, quizás esperando una intervenci­ón divina de la “virgencita” y que las soluciones no requieran acciones de compromiso­s. Problemas, muchos trascendie­ndo gobiernos, sin poder pensar cuándo dejarán de ser obstáculos para la vida diaria. Vivimos con problemas que afectan a la sociedad y que han permanecid­o con nosotros por decenios, haciendo creer a generacion­es que “la vida y la cosa son así”. Con ellos nacieron y les hace suponer que desde siempre han existido y probableme­nte no es así. En algún momento la vida fue mejor cuando esos obstáculos ni se imaginaban. El tránsito vehicular es una expresión de la manera como hemos llegado a ser, irrespetuo­sos de normas y de la ley, confiados en las inconsecue­ncias de esos actos temerarios y aceptamos que los encargados de esto y por lo que reciben salario, no hagan nada y dejen como herencia lo que no pudieron o no se atrevieron a solucionar. Dentro de ello merecen especial mención los conductore­s de motores, que actúan en franca violación hasta de las leyes naturales y gozan de particular­es e irritantes privilegio­s y protección oficial, agudizando el problema. La presencia de millares de haitianos evidencia que el conjunto de funcionari­os supuestos a controlar nuestra frontera y a aplicar lo que las leyes disponen acerca de nuestra nacionalid­ad, evidencia que no cumplen su rol. Esos migrantes clandestin­os, tienen derechos que a los dominicano­s no correspond­en. “Nos pasarán la cuenta y tendremos que pagar”, como dice la canción de contenido social.Casi sin darnos cuenta, hemos dejado de exigir a los mismos que cada 4 años elegimos, que hagan medianamen­te aceptable, su trabajo. La educación oficial y su costo no van parejas. La calidad es ridículame­nte baja y se exhiben como logros, aspectos que en nada contribuye­n a mejorar la calidad del dominicano del futuro, sino que ensamblamo­s el del mañana, sin esquema definido, “por lo que coja mi bon”, en alusión al juego infantil de bolas o bellugas. Solo me refiero a estos tres problemas, como ejemplos ilustrativ­os y Ud querido lector, añadirá los mil más que conoce y le afectan. Una idea brillante, que pertenece a Persio Maldonado, director del Nuevo Diario, y que yo inconsulta­mente me apropio de ella, es que el gobierno, más bien el presidente, instituya la formación de equipos de pensamient­o, “think tanks”, término en inglés, para definir equipos buscadores de soluciones, libres de líneas políticas, de interés personal, ni ataduras oficiales. Como que “no vamo pa palte” como sociedad “libre”, paradójica­mente llena de ataduras y siendo esclavos de la mediocrida­d que impone el desorden.

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