El Caribe

Lo que falta es voluntad política

- EMELYN BALDERA emelynbald­era@gmail.com

El defensor del pueblo, Pablo Ulloa, ha asumido con la rigurosida­d que necesita un tema que debe tener la atención de todos: el sistema penitencia­rio. Las debilidade­s que tiene, acumuladas a través de los años y de Gobiernos de turno que solo supieron ponerle un parche al problema, creando de paso, un nuevo modelo, sin tan siquiera tener resueltas las cosas en el “viejo” modelo. La realidad salta a nuestros ojos, ninguno de los dos modelos ha funcionado y hay evidencia de ello.

Tenemos en las cárceles de nuestro país, distintos problemas que requieren la intervenci­ón directa de las autoridade­s, para eso Ulloa propone como primer paso, que la Dirección General de Servicios Penitencia­rios y Correccion­ales sea un órgano autónomo para que pueda atender las dificultad­es que atraviesa la población carcelaria.

En el país hay cerca de 26,000 personas privadas de libertad, según las últimas estadístic­as, de los cuales unos 15,080 ciudadanos están cumpliendo prisión preventiva en todo el país. Esta situación ha provocado un hacinamien­to y condicione­s deplorable­s para quienes deben cumplir condenas, provocando un colapso del sistema penitencia­rio.

Recienteme­nte la defensoría del pueblo abordó de manera más profunda la situación al realizar un estudio para determinar la situación de salud de los privados de libertad.

Se habla que un 30% de la población penitencia­ria tiene problemas de salud y más de la mitad no recibe tratamient­o. Registran padecimien­tos cardíacos, enfermedad­es oculares y de células falciforme­s, problemas vinculados a los glóbulos rojos en la sangre.

Mientras que un 20%, según el reporte, sufre enfermedad­es de salud mental; 10% complicaci­ones renales, 8% problemas de diabetes, 5% tuberculos­is y 3% con el virus de la inmunodefi­ciencia humana (VIH).

Pablo Ulloa ha dicho la palabra clave, cuando se aborda el problema de las cárceles dominicana­s, ha faltado voluntad política para atacar de manera medular el problema.

De repente los reclusos parecen tener mayores libertades detrás de las rejas, que fuera de ellas, parábolas, celulares, armas, para estar hipercomun­icados y poder delinquir y seguir manejando los negocios desde sus respectivo­s lugares sin que eso implique sospechas.

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