Ministerio de Cultura, el último coche en el tren gubernamental
El cabus es donde duermen los tripulantes y de noche llevan el farol encendido para que no los choquen
En la locomotora va el maquinista, que es quien decide, según lo programado, lo que el tren debe hacer en el camino: aminorar o acelerar la marcha; dar paso a otro tren de mayor urgencia o categoría; detenerse en las terminales ferroviarias que estén estipuladas, y hasta en las que no. Hacer los cruces necesarios y llevar la carga a buen término. El último coche del tren es el cabus, donde duermen los tripulantes. Allí, donde los tripulantes echan su pavita viaja la Cultura en República Dominicana. Lo demostró el presidente Luis Abinader en su pasada rendición de cuentas.
Lástima que no mencionó nada de la industria cinematográfica, cuando acababa de tener un éxito tan grande como el Oso de Plata de Nelson Carlos de los Santos con “Pepe”, en la Berlinale, el tercer festival de cine más importante del mundo.
¿Por qué no se hizo referencia a que al fin la Ley de Mecenazgo se echó a andar?
El cine es el único sector cultural medido, que aporta como industria de la cultura a la economía del país. Y tiene tantos ojos puestos sobre sí que uno cree que existe una especial animadversión de ciertos personajes de las finanzas contra esa ley.
El mecenazgo, por otra parte, puede convertirse en el gran hito del sector este año. Pero ni los artistas entienden bien la ley, ni las empresas a las cuales hay que tocar las puertas para ver si invierten en los proyectos declarados de interés cultural saben un comino de la Ley de Mecenazgo.
Existen otras zonas que pudieran ser tanto o más fructíferas que el cine, como la industria musical, pero no están ni estructuradas ni organizadas, ni parecen interesarles a nadie. No se contabiliza lo que se aporta al Producto Interno Bruto por concepto de los conciertos, festivales, giras, consumo de música, derechos de autor y más.
Seguimos sin que se pueda hacer algo con la Cuenta Satélite de Cultura en el Banco Central. Mientras no se haga la Encuesta de la Cultura, poco se puede medir.
La cuestión es que la Cultura, definitivamente -y que alguien me desmienta-, no está ni siquiera cerca del centro de lo que es importante para el Gobierno.
El Ministerio de Cultura es una entelequia que se va desmembrando poco a poco. A pesar de las buenas intenciones, deseos y palabras. Esto, a pesar de las escasas, aunque no menos importantes realizaciones: la Feria Internacional del Libro, la Bienal de Artes Visuales, el Festival Internacional de Teatro.
Si la Cultura estuviese en el centro de los intereses de la política gubernamental, la Feria Internacional del Libro se hubiese realizado el año pasado en tiempo y forma, y este año también. Es absolutamente incongruente que la feria se realice en noviembre, cuando la tradición es a partir del Día Mundial del Libro.
Pero, por cuarta vez, en este periódico preguntamos: ¿Cuánto costó realmente la pasada Feria Internacional del Libro? Y por primera vez: ¿Cuánto costará la de este año prevista para noviembre?
Baste saber que el Ministerio de Cultura ejecuta (si se lo dejan) el 0.1% del Presupuesto del año, lo cual significa un incumplimiento de la ley. Con tan poco dinero, no hay modo de influir en el rumbo de la cultura del país, y por tanto tampoco en el futuro científico-técnico para el que hay que prepararse. ¿Cómo hablar de Inteligencia Artificial si muchas veces hay Ignorancia Profunda?
La educación artística, por ejemplo, es algo que debería estar incluido por ley, en el 4% de Educación. Pero el contenido debe depender de Cultura, cuya sección más importante, Bellas Artes, está , centralizada en la Administración Central del Estado. Lo mismo sucede con el sector Patrimonio. Existe, dentro del Ministerio de Cultura, una Dirección de Patrimonio, pero juega un papel canijo, cuando quien ejecuta y define lo que se va a hacer es el Ministerio de Turismo.
Se podría pensar que hay una crisis de credibilidad en los funcionarios culturales. O un exceso de celo por parte de los organismos centrales del Estado.
Se necesita un Ministerio de Cultura fuerte, vigoroso, con credibilidad, capaz de movilizar a las fuerzas creativas de sus instituciones, de los creadores, tanto artísticos como intelectuales. ¿Desde cuándo no se publica la revista País Cultural ? ¿Por qué se cambian las fechas de la feria del libro? ¿Desde cuándo no se reúne el Consejo Nacional de Cultura? En fin...
Sector cultural No está en el centro de los intereses, ni existe una comprensión profunda de él.