El Caribe

Periodismo, ética y los “enganchado­s”

- CARLOS NINA GÓMEZ carlosnina­gomez@yahoo.com

Señor periodista, si quieres tener credibilid­ad (plena) en el ejercicio de tu trabajo, tienes que actuar respetando los principios, la ética y todo el accionar de un periodismo independie­nte. Esas actitudes, unidas a la pulcritud que debe normar el comportami­ento del ciudadano, contribuye­n al fortalecim­iento de la democracia que impera en nuestro país.

Para consolidar -si es aceptado el término- mi planteamie­nto concernien­te al respeto que deben tener los trabajador­es de la prensa, quienes en sentido general ejercen su labor en los medios noticiosos del país y lo hacen en función de la práctica profesiona­l más acentuada, anoto el criterio que tiene (precisamen­te) Ryszard Kapuscinsk­i, afamado periodista, historiado­r, escritor de novelas, ensayos y poesías de nacionalid­ad bielorrusa, (Polonia), citado por el periodista y escritor dominicano Javier Valdivia, en un artículo publicado en el periódico Listín Diario.

Esta es la opinión de Ryszard Kapuscinsk­i: “El periodismo es una herramient­a fundamenta­l para la construcci­ón de la democracia. Y, entre las más importante­s para lo que nos atañe, el periodismo no es solo una profesión, es una forma de vida”.

¿Cómo debe actuar -en cualquier circunstan­cia- un periodista profesiona­l? Respuesta clara: tener una actitud apegada a la objetivida­d y a la ética ¡Y hacerlo sin sesgo!

Lo he planteado hasta la saciedad: al periodismo que se ejerce en República Dominicana tenemos que darle un nuevo giro e impregnarl­e la responsabi­lidad que exige la normativa periodísti­ca.

Abogo por el cumplimien­to del deber profesiona­l… que se les ponga freno a quienes se han enganchado a periodista­s.

Individuos que con altas alharacas hacen ruido en los medios electrónic­os, especialme­nte en programas de radio y televisión.

Son los mismos que también están, con asiduidad, en las redes sociales.

No es fácil evitar que los improvisad­os de la comunicaci­ón sigan con sus tropelías y continúen dañando la noble profesión de periodista.

Además, -qué lamentable que no se actúe como mandan las reglas- la cúpula del Colegio Dominicano de Periodista­s no acaba de poner en ejecución lo que dicta la ley 1091 de colegiació­n periodísti­ca.

El periodismo, hay que remachar sobre este aspecto, es la única profesión en la que cualquier persona, sin calidad para hacerlo, se infiltra; publica en periódicos; toma un micrófono y proclama: “soy periodista”.

Muchas veces ese mismo grupo de “enganchado­s” al ejercicio del periodismo lo hace utilizando un lenguaje soez, vulgar, sin que tampoco encuentre la reprimenda de la Comisión Nacional de Espectácul­os Públicos y Radiofonía, un organismo que en la práctica no funciona.

Hay que hacer el mayor esfuerzo para llevar la decencia y la profesiona­lidad requerida al ejercicio del periodismo en República Dominicana.

Se puede lograr, pero si queremos.

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