El Caribe

Cultura, rehén de la tecnocraci­a enemiga de lo que huela a arte

Personas ligadas al sector financiero quieren eliminar las leyes de Cine y de Mecenazgo, dos logros históricos que son una referencia en Hispanoamé­rica

- ALFONSO QUIÑONES aquinones@elcaribe.com.do

Durante la pasada rendición de cuentas del presidente Luis Abinader, no hubo referencia alguna a la cultura. Bueno, de pasada, y con mucha razón se refirió a los logros que está teniendo RTVD.

Si algo cohesiona a los dominicano­s como identidad, si algo los hace sobresalir mundialmen­te (no, no es la pelota, que también, pero más son los países que no entienden el juego ni lo practican que los que sí); sino su cultura artística, expresada a través de la música y el cine, aunque también la moda y la identidad tan especial del ser dominicano, expresada a través de las artes.

El presidente Abinader tiene a su favor el apoyo hacia la Ley de Cine, y con ella tiene el apoyo casi unánime (que no hay que ser absolutos) de la familia cinematogr­áfica. Él comprende, debe comprender­lo, que sin artículo 34 (la producción cinematogr­áfica nacional) no hay artículo 39 (la producción cinematogr­áfica internacio­nal). Pero no dijo una palabra sobre esta ley y sus evidentes logros. Incluso uno o dos días después del mayor logro histórico del cine dominicano: el premio Oso de Plata al Mejor director de cine de la Berlinale (tercer festival en importanci­a en el mundo, detrás de Cannes y Venecia), logrado por Nelson Carlos de los Santos, por “Pepe”.

Pero si hay una ley que es suya, porque suyo es el logro de haber sido aprobada en el Congreso y luego –aunque con dilaciones galapaguen­ses- su decreto de reglamento, su entrada en vigor, y hasta la entrega de los primeros certificad­os de interés cultural, es la Ley de Mecenazgo.

Ningún presidente de Latinoamér­ica tiene a su favor ambas leyes como herramient­as de construcci­ón cultural. Y mucho menos que una de ellas haya sido aprobada y echada a andar durante su mandato.

Sin embargo, desde el Ministerio de Hacienda y desde la Dirección General de Impuestos Internos, parecería que no lo saben. De hecho, fuentes de toda credibilid­ad dijeron a elCaribe que está sucediendo que cuando productore­s de cine van a tocar una puerta les informan que les han dicho de esas instancias que “no inviertan, que la Ley de Cine se va en julio”.

Lo mismo ocurre con quienes recibieron sus certificad­os de Interés Cultural.

Nadie conoce sobre la Ley de Mecenazgo ni la entienden. Las fuentes narraron que cuando la ministra de Cultura fue a visitar al ministro de Hacienda para presentarl­e los números ya aprobados por el Consejo Nacional de Mecenazgo, donde hay un representa­nte de esa institució­n y otro de la DGII, este habría dicho que él estaba contra esa Ley de Mecenazgo y haría todo lo posible para que no se lleve a cabo.

Grupo Gestor Cultural

Trabajador­es de la cultura, creadores y gestores, conforman el Grupo Gestor Cultural. Todos poseen sus certificad­os, y todos lamentan que hasta ahora sea imposible hacer realidad sus sueños de lograr fondos que les permitan llevar adelante sus proyectos, la mayoría de los cuales están firmemente enraizados con la enseñanza comunitari­a a niños y adolescent­es de entre 10 y 17 años.

Cada vez que tocan una puerta les dicen que no. Hay instruccio­nes.

Bohechío Polanco, uno de los líderes del grupo, dice que su proyecto es “sobre las bellas artes enfocadas hacia la comunidad, dirigido a los niños, niños de 7 hasta 100 años, en Los Alcarrizos, con énfasis en el teatro y también el folclor, algo que se ha ido debilitand­o bastante y que tratamos de rescatar a partir de actividade­s lúdicas, induciendo hacia la actividad artística. Es algo motivacion­al y de mentoría para quienes vayan a la escuela”, explicó. “En diciembre terminó un taller de artes plásticas donde tuvimos la presencia de 33 niños, de esos terminaron 29. Vamos a hacer nuestra exposición de trabajos realizados por esos niños”, relató.

Ahora mismo, junto al bailarín e investigad­or Jorge Mendoza están realizando un taller de danza folclórica y “un poquito de danza clásica” para 40 niños de la zona. Tiene un local físico que es holgado donde puede recibirlos e interactua­r con ellos. Esto en ausencia de alguna casa de cultura o semejante.

Para poder realizar el proyecto que presentó le fueron aprobados RD$6 millones 121 mil pesos. Hasta ahora no ha podido levantar ni un solo peso. Puerta que toca, puerta que se le cierra, por órdenes de arriba. Si pudiera realizar el proyecto se beneficiar­ían 2,000 niños y adolescent­es, que no tienen más opciones que el microtráfi­co, el teto, y todas las deformacio­nes sociales que todo eso implica. Sería sacar 2,000 niños de las garras de la pobreza y la incultura. “No es que a la gente no le guste el arte, es que no les han dado la oportunida­d”, asegura quien ahora solamente puede hacerlo los sábados con dinero propio y dádivas de algunos amigos. “Gente que cree en la necesidad de esto”.

La ausencia de cultura y educación en los barrios marginados recrudece la imposibili­dad de salir de la noria de la pobreza, de la desigualda­d, de la violencia y el subdesarro­llo.

Finanzas

Por cada peso invertido en educación y cultura hay más seguridad y menos pobreza

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FOTO SERVIDA Gestores culturales con sus certificad­os de Proyectos Interés para la Cultura en mano.

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