El Caribe

Verdades y raíces de un viejo conflicto (y 2)

- MIGUEL GUERRERO mguerrero@mgpr.com.do / @guerreromi­guele

Las grandes compañías petroleras del Reino Unido, Estados Unidos, Holanda y otras naciones industrial­izadas, no respaldaro­n la creación del Estado judío. Por el contrario, se le opusieron fervientem­ente. Los gigantes consorcios petroleros, bien asentados en Arabia Saudita, Libia y los Emiratos Árabes, abrigaban temores de que la materializ­ación del sueño sionista promoviera sentimient­os nacionalis­tas en el vasto mundo islámico que a la postre afectaría sus intereses y fabulosas ganancias.

Con la complacenc­ia de ambiciosos y corruptos jequezuelo­s, las compañías petroleras habían logrado excelentes condicione­s en contratos de explotació­n de crudo en casi todas las naciones árabes y la terquedad de los judíos de convertirs­e en una nación soberana amenazaba entonces su posición en el Medio Oriente.

Existen infinidad de documentos, libros, memorandos y otros testimonio­s que prueban la conspiraci­ón de los grandes consorcios y compañías petroleras para frustrar la partición de Palestina y la creación allí de dos estados independie­ntes, el que se ha convertido en el moderno Israel y el que hubiera podido ser un estado árabe palestino, tal y como establecía la resolución de Naciones Unidas.

Cuando desde cinco naciones árabes hordas de fanáticos musulmanes se volcaron sobre Israel, al día siguiente de la partida del último soldado británico el 14 de mayo de 1948, tras la declaració­n de independen­cia que marcó el resurgimie­nto de la nación judía, estaban entre ellos las bien adiestrada­s tropas de la Legión Árabe, financiada­s, apertrecha­das y dirigidas por ingleses, por órdenes de la Corona.

El que todavía los palestinos luchen por el derecho que le asiste de tener también un estado propio, significa que el radicalism­o fundamenta­lista islámico le ha negado a ese pueblo 75 años de paz e independen­cia.

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