Incendio en la cárcel de La Victoria, año 1979
Un total de 14 prisioneros resultaron heridos, y de ellos perdieron la vida Leónidas Valdez y Luis Pérez Almánzar
En la entrega de esta semana, Zona Retro trae un recuento de un incendio sucedido en la cárcel de La Victoria en febrero de 1979, a propósito del incendio que se produjo la tarde del lunes 25 del mes en curso, en ese penal, en la que han muerto hasta el momento 13 personas.
Génesis del hecho
Documentos periodísticos de la fecha reseñan que el incendio se produjo el sábado 10 de febrero de 1979, a las 8:00 de la mañana, cuando uno de los reos de esa cárcel incendiara la celda número dos en protesta por la disposición del procurador general de la República, Caonabo Fernández Naranjo, de trasladar dos presos de esa penitenciaría a la cárcel de San Pedro de Macorís.
Estos reclusos que serían trasladados figuran como Luis Peguero Santana y Ramón Disla Quezada, este último era señalado como el autor intelectual del atentado. Explica un recorte de periódico de la fecha (febrero de 1979), que estos individuos habían iniciado con el plan del incendio y dejaron encargado al también, prisionero, José Peña Hernández para ejecutarlo.
Tras darse a conocer el traslado de Peguero Santana y Disla Quezada, el reo Peña Hernández, condenado a 10 años de trabajos públicos, comenzó una protesta con el argumento de que estos privados de libertad eran sus amigos y que se quedaría solo si eran movidos.
De esta manera, Peña Hernández continuó con su maquiavélico plan, y roció tinte en la celda número dos provocando que ésta se incendiara. Después de iniciarse el fuego, Peña Her
nández mantuvo la puerta de la celda cerrada para impedir la salida de sus compañeros, lo que les causó graves quemaduras en la piel.
Dado el acontecimiento, se presentó al lugar, el procurador general de la República, Caonabo Fernández Naranjo, quien explicaba a los periodistas que cubrían el incidente, que alguien había introducido a la celda una botella de “Tinner o thinner”, (“es una mezcla de disolventes orgánicos derivados del petróleo que se utiliza para diluir sustancias no solubles en agua. También se conoce como diluyente, disolvente, adelgazador o rebajador de pinturas”), utilizada por Peña Hernández para incendiar el recinto, la misma fue lanzada desde afuera hacia dentro de la celda.
Pese al motín e incendio que provocaron estos reclusos, Luis Peguero Santana y Ramón Disla Quezada, acusados de “agitación” en el penal, fueron trasladados a la cárcel de San Pedro de Macorís.
Los reclusos heridos
Un total de 14 prisioneros resultaron heridos, y de ellos perdieron la vida Leónidas Valdez y Luis Pérez Almánzar. Valdez y Pérez Almánzar, habían presentado quemaduras de primero, segundo y tercer grado. Valdez, de 28 años, falleció el 13 de febrero de 1979, tres días después del incendio, en la sala de cuidados intensivos del hospital Luis E. Aybar. Mientras que el mismo día del siniestro perdió la vida el reo Luis Pérez Almánzar en el hospital Moscoso Puello.
En cuanto a daños materiales, unas 30 camas y colchones quedaron destruidos, así como parte de la celda número dos, en la zona denominada “Vietnam”, en la Penitenciaría Nacional La Victoria, según explicaba Fernández Naranjo a la prensa.
Los demás once presidiarios resultaron con quemaduras leves y principios
de asfixias. Los que sufrieron quemaduras fueron Ramón Heredia Almonte, Manuel Antonio Medina, Marcelino Javier de la Cruz, Jesús María de la Cruz y Bienvenido Antonio Tapia.
Mientras que los asfixiados fueron Pino García, Rafael Alejandro Báez, Rafael Pérez Rosario, Hoguis Méndez, Antonio Tejada y Eladio Antonio Hernández.
El procurador aprovechó la ocasión para informarle a la prensa que Peña Hernandez había sido “trasladado de distintas cárceles del país por su mal comportamiento donde quiera que ha estado guardando prisión”.
Reseña un recorte de periódico, que gracias al trabajo y esfuerzo de la brigada del Cuerpo de Bomberos de Santo Domingo, el fuego en el penal fue extinguido, quienes tardaron aproximadamente una hora y media en la operación.
Producto al acto cometido por Peña Hernández, cientos de reclusos intentaron lincharlo, pero agentes de la Policía que prestaban servicio en el penal lo evitaron. Peña Hernández era sacado de la celda junto a los lesionados, que fueron transportados a los hospitales en vehículos de policía.
José Peña Hernández sería sometido a la justicia
La prensa de febrero de 1979 reseña que Peña Hernández sería sometido a la justicia y que este podría recibir una pena de 30 años de trabajos públicos por el hecho cometido. La información fue dada a conocer por el procurador general de la República, Caonabo Fernández Naranjo, quien dijo que había solicitado al fiscal del Distrito Nacional, Julio Ibarra Ríos, poner “en movimiento la acción pública” para juzgar al recluso que originó un fuego en la cárcel de La Victoria.
Fernández Naranjo, dijo que “el motín fue preparado y dejado para que Peña lo ejecutara”.