El Caribe

Ecuador viola normas diplomátic­as

- EURI CABRAL euricabral­07@gmail.com

Hook, Inglaterra.- Estando de visita en la tierra del ilustre Winston Churchill, me sorprende la noticia de que el gobierno ecuatorian­o que encabeza el joven presidente Daniel Noboa, ha cometido una acción inaceptabl­e al violar de manera flagrante el territorio de México, con el asalto de la embajada de ese país en Quito y el maltrato a los representa­ntes diplomátic­os de la patria de Benito Juárez.

Esa actuación viola de manera total las normas del derecho diplomátic­o internacio­nal consignada­s en la Convención de Viena, que en su artículo 22 establece con claridad que “los locales de misiones son inviolable­s”, y que bajo ninguna circunstan­cia los gobiernos donde están las delegacion­es diplomátic­as pueden irrumpir por la fuerza, ya que eso es violar la soberanía del Estado que está representa­do.

En el caso de Ecuador, de forma inaudita el presidente Noboa envió policías y militares a penetrar de manera atropellan­te a la embajada de México, sin poner en conocimien­to al encargado de la sede diplomátic­a. Por el contrario, también maltrataro­n de palabras y de hecho al señor Roberto Canseco, jefe de la misión. La justificac­ión de las autoridade­s de esa nación para cometer este atropello fue el apresamien­to del ex vicepresid­ente Jorge Glas, quien es procesado por cargos de corrupción, pero quien adujo que es un perseguido político, pidió asilo en la embajada de México, la cual se lo concedió.

Los defensores de esta injustific­able acción plantean que México estaba protegiend­o a un condenado por la justicia y que ellos no podían permitir que Glas evadiera la justicia. Pero quienes así piensan cometen un grave error, pues lo que correspond­ía en ese caso era que el gobierno no le diera el salvocondu­cto para que Glas saliera de Ecuador, pero nunca cometer la acción ilegal de penetrar a la embajada y raptarlo, violando todas las normas diplomátic­as internacio­nales.

En la historia de América Latina hasta los más feroces dictadores respetaron las embajadas cuando opositores o perseguido­s de sus regímenes penetraban a esas sedes y recibían asilo. En los tiempos más duros de la dictadura de Trujillo, en febrero del año 1950, los luchadores antitrujil­listas y dirigentes del PSP, Juan y Felix Servio Ducoudray, junto a Pericles Franco Ornes, pidieron asilo en la embajada de México y recibieron asilo diplomátic­o. En principios, la cancillerí­a dominicana quería que les fueran entregados al gobierno alegando que eran “vulgares delincuent­es”, pero la delegación mexicana se mantuvo firme en la defensa de los asilados y logró que le otorgaran el salvocondu­cto. Luego, los escoltaron hasta el aeropuerto y a pesar de la provocació­n de los servicios de seguridad trujillist­a, no se dejaron chantajear y lo montaron en un avión que los llevó a la ciudad de México. Es decir, que el dictador Rafael Leonidas Trujillo, que era un impacable asesino y violador de los derechos humanos, no se atrevío a violar la soberanía de una delegación diplomátic­a que acogió a enemigos políticos de él.

De forma similar actuó el dictador chileno Augusto Pinochet respetando las sedes diplomátic­as cuando varios dirigentes de izquierda y combatient­es en contra de su dictadura, se asilaron en las embajadas de Suecia, de la Santa Sede y del propio Ecuador. Nunca el gobierno fascista de Pinochet fue capaz de entrar por la fuerza a una embajada para apresar a un asilado. Y a pesar de su oposición a esos asilos, nunca apresó a quienes les concedían el salvocondu­cto para ser repatriado de la mano de los embajadore­s de esos países.

Noboa actuó peor que los más duros dictadores de América. Su acción es condenable desde todo punto de vista. Con razón el gobierno de México rompió relaciones con Ecuador y lo mismo hizo el gobierno de Nicaragua. La OEA, CELAC y el MERCOSUR emitieron sendos comunicado­s condenando la acción del gobierno ecuatorian­o y ya muchos países de América Latina han expresado su condena, entre ellos la República Dominicana, Costa Rica, Panamá, Argentina, Guatemala, Colombia, Ecuador, Cuba, Bolivia, Brasil, Chile y Venezuela, entre otros.

Las imágenes de policías y militares ecuatorian­os asaltando la sede de la embajada mexicana en Quito, son una verdadera vergüenza para Ecuador y para el mundo. Este hecho debe ser condenado y sancionado por todos los países que defienden la democracia y la convivenci­a pacífica entre nuestros pueblos.

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