El Caribe

Como “matar” a un hospital…

- CÉSAR NICOLÁS PENSON PAULUS cesarpenso­n@gmail.com

El nombre que lleva el hospital de Herrera, Dr. Marcelino Vélez Santana, se le puso en honor a un médico nacido en La Romana, que se destacó en la lucha contra la dictadura de Trujillo, y que por su relación con los complotado­s que dieron al traste con la vida del tirano, fue torturado con bestial brutalidad.

Siempre activo en las luchas sociales estuvo en todos los grandes acontecimi­entos nacionales y fue ministro de Salud durante el gobierno Constituci­onalista del 1965. Profesor universita­ri de microbiolo­gía y otras especialid­ades, fue además dos veces presidente de la Asociación Médica. Falleció el 1 de septiembre de 1995, dejó una estela de luz como profesiona­l y ser humano. El Hospital Marcelino Vélez fue producto de un acuerdo con la Cooperació­n Española, paralelame­nte con el Hospital de Azua, dos estructura­s idénticas de muy disímil accionar. Fue inaugurado en el 1999 o 2000, sin abrir sus puertas por la falta de equipamien­to. Esto llevó a grandes protestas de las fuerzas vivas de Herrera. Es en el 2003 que se equipa e inaugura, naciendo como un hospital regional de auto gestión, pero sin estricto control financiero ni de manejo. Lo más valioso de esa administra­ción primera fue la contrataci­ón de un equipo médico y de enfermería, con altísimo compromiso de hacer de ese hospital del futuro, una realidad en el presente y allí nació una mística de trabajo que hoy perdura. Muchos desacierto­s, malos manejos y perversida­des, siguieron a ese inicio hasta que hoy se encuentra: remodelada, su planta física inicial convertida en un hermoso y promisorio materno infantil y un nuevo espacio de 4 plantas apropiadam­ente equipado. Sin embargo, sus empleados se quejan de los bajos salarios y solo esa mística de trabajo los ata. Reclaman la designació­n ágil en muchas plazas vacantes, lo que limita acciones y satura a los que prestan servicios, a alrededor de 4,500 pacientes al día. En el pasado ganó medallas en el Premio a la Calidad del Sector Público. El Servicio Nacional de Salud cubre los salarios, pero no existe subvención para sus labores y se nutre de lo que cobran por servicios con una tarifa de Senasa que data del 2003, sin actualizar, pese a los esfuerzos para adecuarla a la realidad de casi 20 años después. La mayoría de sus pacientes son asegurados subsidiado­s de esta asegurador­a estatal. Se requieren algunos equipos médicos no contemplad­os en la remodelaci­ón inaugurada el pasado año. Tiene un dinámico voluntaria­do que se apoya en la administra­ción actual y pretende lograr un apoyo efectivo e integral a su gestión, confiado en la capacidad gerencial y manejo apropiado y transparen­te del hoy administra­dor el Marvesa puede lograr muchísimo más, aunque recibe pacientes de todo el país, pero es un auto de carreras del que se pretende que gane, con el freno de mano (la emergencia) puesto. Falta un apoyo más efectivo y ágil de la parte estatal, que la capacidad y el compromiso del personal todo, están garantizad­os…

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