La máquina de los refranes
En la historia he percibido distintos círculos de situaciones, donde cada una de estas expresa su propio refrán. Al vincularse la gente, los unos con los otros y ser víctimas de momentos y situaciones aparentemente previstas pero con conclusiones inesperadas, llevan a la creación de un proverbio.
“Dime con quién andas y te diré quién eres”, “cuando el río suena es porque agua trae”, “maldito el hombre que cree en otro hombre”. Estas y otras frases encierran un enigma en la sociedad, que advierte de alguna cosa escasamente provechosa.
Poco a poco, con el correr de los tiempos, la gente por el ajetreo social crea en su centro un volcán, una máquina expendedora de proverbios. Frases que sirven de refe- rencia a las generaciones futuras (quizás las cercanas) de que hay cosas evidentes, ocultas a simple vista en los momentos de la vida y entre la multitud humana.
“De cualquier yagua vieja sale tremendo alacrán”, ésta va de la mano con “To` el guapo encuentra uno más guapo que él”
Yo digo que el refrán bueno hace poco eco, de cierta manera causamos advertencia a los que vienen en el camino de la vida corriendo tras de nosotros, pues no queremos que cometan los mismos errores.
La vida no es vengativa, ella sólo es una maestra que da lecciones para que evolucionemos a una manera de vivir menos exagera y más de acuerdo con ella. Siempre es bueno conocer la moraleja, la etimología histórica de un refrán, su impacto en el diario vivir y hasta conversar de vez en cuando con una que otra víctima de los momentos.
“El que escucha y atiende al consejo muere de viejo”. En este mismo sentido cuando alguien me ha dicho: Ah! Pero tú no confías en mí. Respondo con toda confianza: no es en ti en quien no confió, es en lo imprevisto de las circunstancias. Por eso a veces hay que tomar alguna buena decisión usando como elemento de referencia algún viejo refrán.