La muerte del periodista Teófilo Guerrero del Rosario

Corresponsal de la crónica literaria en Ciudad Trujillo, era un individuo locuaz, y tenía el sentido de la búsqueda de la noticia, andaba con su cámara de lente grande, su block de notas, y su sexto sentido que tantas luces aporta en los escritores y periodistas, que es una virtud convertirlos en cinco inteligentes sentidos.

Antes de marcharse a Ciudad Trujillo, veía con frecuencia a Teófilo, con quien hablaba de minucias deportivas, porque oíamos los juegos de pelota de la Habana y Almendares, Cienfuegos y Marianao, en una casa de concreto armado en las calles Beller y Colón donde hubo una refresquería de don Juan Brea, anciano que los muchachos le decían Breacol, y él se ponía como un toro de lidia seibano; porque de política, no se podía hablar.

A principio de la década de los cincuentas para mi sorpresa, mientras asistía al parque San Carlos, para de ahí, ver a las muchachas que estaban estudiando en la escuela Brasil, de señoritas, ubicada en la calle 16 de Agosto, y donde estudiaba una vecina, hija de un sargento de la guardia de la cual estaba prendado, que se llamaba Oceanía Barrientos, y de la que estaba ilusionado Aliro Paulino Hijo, que pasaba todos los días por la calle Jacinto de la Concha, hacía la Escuela Normal Presidente Trujillo.

Ella iba hacía la Escuela Brasil, yo hacia la Escuela Chile de varones. En la calle Emilio Prud Home; una mañana me llamó Teófilo Guerrero del Rosario, y me alesionó para que no me juntara con nadie y no hablara de política o de pelota, porque se decía que los Leones del Escogido, era el equipo de Ramfis Trujillo, y el Licey de Trujillo.