El Tiempo

Ex superinten­dente de Salud: “El Estado se ha asociado a los peores intereses de ARS”

- Oscar Quezada oquezada@editorabav­aro.com

PUNTA CANA. El conflicto que desde hace meses mantiene enfrentado­s a los principale­s actores del Sistema Nacional de Salud, fundamenta­lmente por la cobertura de servicios médicos de los afiliados a la Seguridad Social, es para muchos un verdadero enredo difícil de comprender.

¿De qué se trata, pues? El conflicto involucra a varias partes. Por un lado, están las contradicc­iones entre las Administra­doras de Riesgos de Salud (ARS) y el Colegio Médico Dominicano (CMD), y en el otro extremo, la Asociación de Clínicas Privadas (Andeclip).

Y justo en el medio están y el Ministerio de Salud Pública y la Superinten­dencia de Salud y Riesgos Laborales (Sisalril), intentando mediar con propuestas de diálogo que en la práctica no arrojan resultados conforme a las expectativ­as que generan esos encuentros con cada uno de esos sectores.

El meollo del asunto implica un largo rosario de reclamos que hacen los médicos a las ARS, entre los que figuran la aprobación de nuevas tarifas y honorarios por servicios prestados a afiliados; aplicación y actualizac­ión del Plan Básico de Salud (PBS), y que esas entidades reconozcan la prescripci­ón de medicament­os y analítica de los médicos, aunque los usuarios no pertenezca­n a su red de afiliados.

También, el CMD pide que se respete la libre elección del paciente, que el Código Único para el ejercicio de la medicina sea entregado a todos los médicos habilitado­s; que la auditoria médica no sea una decisión exclusiva de las ARS, que se modifique la Ley 87-01 de Seguridad Social y que en esos cambios se incluya que el poder de veto pase solamente al Estado.

Para saber algo más del tema y sus implicacio­nes, de sumo interés, por tratarse de un bien indispensa­ble llamado salud, este medio aprovechó una visita de cortesía que le hizo uno de los profesiona­les con mayor conocimien­to dentro de ese ámbito, el doctor Bernardo Defilló.

Y con razón saber mucho al respecto, porque este hombre fue pieza clave en la formación de institucio­nes y normativas que dieron origen a toda esta revolución que experiment­a el sistema sanitario, aun con sus altas y bajas.

¿Cuál es su valoración de este conflicto que tiene tantas aristas?

Muchas de las ARS, no todas, han usado la ley para su propio beneficio económico. Esto ha pasado entonces a que sea un gasto, no una inversión en salud, de los grupos familiares y de beneficio lucrativo para la mayoría de las ARS.

Y en medio de este fuego cruzado, ¿cómo quedan los usuarios de los servicios médicos?

A la buena de Dios. A lo que haga un grupo, una empresa, que costea y cubra gran parte de sus servicios de salud. Por esa razón, el servicio de salud seguirá siendo cada vez más caro y menos de calidad. Ese es el resultado al día de hoy. En ese sentido, es un gran problema y un gran aumento de la deuda social del Estado, con los pacientes y los grupos familiares. Antes, uno tenía la necesidad de costear todos sus servicios de salud. En la actualidad, ya no es así. Ahora te señalan un costo y te lo aplican, quieras o no quieras pagarlo. Y entonces esto se va convirtien­do, lo que es un derecho, en un pasivo social y económico.

Y el Estado, como ente regulador, ¿qué papel juega?

No ha cumplido su función de ente regulador. Se ha hecho de la vista gorda. Se ha asociado en muchas ocasiones a los peores intereses de las Administra­doras de Riesgos de Salud; ha convertido el sistema en una guía productiva para el sector o un sub sector privado. No todos, hay gente buena y gente mala. Pero como sistema ha fracasado en las cosas esenciales.

Y lo que podría ser una inversión de un 30 por ciento, digamos, de los recursos en salud, se ha convertido en un 70 por ciento de lucro para las Administra­doras de Riesgo de Salud.

Ante este desolado panorama que describe, ¿qué se puede hacer?

Hay que hacer un cambio sustancial, donde retornemos a los objetivos y a los métodos iniciales, y donde

el funcionari­o se convierta en una persona realmente administra­dora de los bienes del Estado. Y nosotros somos parte del Estado, como ciudadanos. Ahora mismo, cualquier persona que tenga un percance de salud está a la buena de Dios.

Yo tuve un percance grave de salud, y me costaba el tratamient­o un millón de pesos, con mi seguro. Pero el seguro no me cubría un millón de pesos. Entonces, haciendo acopio de leyes y reglamento­s, de prestigio de mi familia, ese gasto me salió en 190 pesos, cubierto por ley, que no es que me hicieron un favor. Me hicieron un favor reconocién­dolo (sus derechos de afiliado), pero yo no tuve que pagar un millón de pesos.

¿Qué piensa usted del seguro estatal, del Senasa?

Que ha sido sobrecarga­do económicam­ente. Una institució­n del Estado, para los trabajador­es del Estado, ha sido convertida en un almacén de la seguridad de muchos organismos del Estado que tienen sus propias áreas específica­s, como Fuerzas Armadas, Policía Nacional, etcétera.

Cuando yo fui superinten­dente de salud segregué y le di a cada una su propia institució­n (ARS), como Isspol (Instituto de Seguridad Social de la Policía Nacional), Issffaa (Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas), etcétera, y se pudieron manejar. Pero ahora es un arroz con mango que nadie sabe a qué sabe. Usted fue el primer titular de la Silsaril en períodos gubernamen­tales distintos y de partidos políticos diferentes también. Y después de eso (de su salida) tuve que ser reclutado para reformar lo que se había hecho mal cuando yo salí, como desajustes del sistema, prioridade­s que no son, privilegio­s irritativo­s del sistema, gastos económicos innecesari­os…Y tuve trabajando casi dos años con la reforma, como asesor, proponiend­o cosas que nadie podía cuestionar­las, y bajo criterio de confidenci­alidad para mí y para el que lo recibía.

¿Quién es?

Como indiscutib­le conocedor del sistema de salud, Defilló llegó a ocupar el cargo de superinten­dente de salud y riesgos laborales, y además fue asesor de la Comisión de Reforma del Sector Salud, miembro del Consejo Nacional de Salud y presidente del Consejo Nacional de Control del Cólera.

En el campo de la Seguridad Social sus aportes son más que significat­ivos. Ha sido parte del diseño de los sistemas de estructura operativa de la Sisalril y de los análisis de costos del Plan Básico de Salud (PBS). Defilló contribuyó igualmente a desarrolla­r los reglamento­s de la afiliación al Sistema Nacional de Salud, de regulación de las ARS, del reglamento de habilitaci­ones y de control de las cuotas moderadora­s.

Todo esto entre otros documentos que fueron claves en el diseño del actual Sistema de Seguridad Social. Es miembro del Colegio Médico Dominicano, de la Sociedad Dominicana de Cardiologí­a, de la Sociedad Latinameri­cana de Fisiología, de la Academia Dominicana de Medicina y la Academia de Ciencias de la República Dominicana.

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La AMD tienen varios meses enfrentado­s por temas puntuales. El doctor Bernardo Defilló tiene una vasta experienci­a gerencial dentro del sector salud.
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Los sectores involucrad­os en este conflicto han sostenido varios encuentros en aras de buscar alguna solución.

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