Antología de poesía higüeyana
Monseñor Ramón Benitode la Rosa y Carpio
Entre nuestros poetas ya desaparecidos y los que aún viven, hay una generación intermedia, una especie de puente o conexión que une a los que ya se fueron y a los actuales.
Este puente lo constituyen, además del autor de esta obra, monseñor Ramón de la Rosa y Carpio, y el más joven de los tres, Miguel Ángel Fornerín Cedeño. Después aparece la nueva generación que la conforman Isael Pérez, Alejandro López Paniagua, Eddy Martínez, Pascual Santillán, Juan Angelino Amparo, entre otros. De monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, del que ya se han escrito varias biografías y cuyos orígenes son bien conocidos, recordaremos solo que nació en Higüey; hijo de don Benito de la Rosa y doña Dionicia del Carpio. Fue consagrado como tercer obispo de la Diócesis de Nuestra Señora de La Altagracia, en 1995.
Su obra pastoral, muy amplia, la ha desarrollado en su diócesis, en el Celam en Bogotá, Columbia, y en toda la República Dominicana, a través de sus programas radiales y televisivos que se difunden en todo el territorio nacional.
Su obra literaria comenzó muy temprano. A los 22 años publicó “La Reforma Social”; después, “Razones para vivir”, “Navidades nuestras”, y muchos artículos y ensayos en diversos periódicos y otras publicaciones.
Refiriéndose a la obra literaria de monseñor De la Rosa y Carpio, dice Sara Peralta Batlle: “monseñor De la Rosa escribe con maestría literaria sobre la realidad social de su país, y en un tiempo específico de su país, los años 70. Pero su mensaje denuncia trasciende sus fronteras y expresa al resto de las sociedades latinoamericanas, y tiene hoy la misma vigencia que ayer, pues los problemas que nos agobian, lejos de mejorarse han empeorado en la mayoría de los casos”.