EL SEÑOR HABANO SE SIENTA A LA MESA
“Mr. Habano” Sits at the Table
Tras una cena importante, y en pugna con el cada vez más extendido concepto del fast food, un buen espirituoso siempre es bienvenido. Y más aún cuando se marida con un excelente Habano, el más negro de los cafés y el más puro de los chocolates. La sobremesa, entendida en el mundo moderno como ámbito de negociaciones y momento de sumo placer, cuando ya la digestión llama a las puertas y exige el sosiego de la paz, requiere cada vez de un mejor servicio.
Pero el menú gastronómico degustado es quien nos guiará por una correcta propuesta de maridaje de Habanos, espirituosos y café al final de la cena. Es importante para el Habanosommelier o profesional de los servicios conocer los alimentos y bebidas acompañantes consumidas con antelación por los clientes, desde los aperitivos hasta el postre. Solo así es posible recomendar Habanos con una expresión organoléptica (dígase territorio de sabor desde suave a fuerte) apropiada.
Un almuerzo o cena intensos, con platos de elaboraciones complejas y salsas prominentes, dejan en el retrogusto una permanencia prolongada. Si se degusta con un Habano suave o hasta medio, dichos aromas y sabores que le precedieron serían muy difíciles de borrar. Sin embargo, un Habano de fortaleza de media a fuerte o fuerte harían una agradable entrada, en una fusión con cafés y espirituosos novedosos al paladar, posibilitando el placer de coronar esta experiencia de forma singular.
Para proponer el servicio de Habanos, además, es necesario tener en cuenta ciertas condiciones de los comensales: hora del día, experiencia del cliente como fumador, tiempo disponible para la sobremesa, así como preferencias por determinada marca o vitola.
Teniendo en cuenta las anteriores recomendaciones, presentamos a continuación un menú en tres tiempos, con una propuesta de sobremesa. Un alto necesario tras la culminación de la cena, para perderse entre las volutas de humo de un Habano y los potentes sabores de un café o espirituoso.