Listin Diario

Calamidade­s e incapacida­des

- JOAN BOSCH I PLANAS El autor es investigad­or y escritor

Más calamidade­s han terminado de asolar Haití. Y, ahora, además, el cólera amenaza con añadir víctimas, sobre todo de menores de edad por ser las más vulnerable­s. Cuando todavía el país estaba lejos de recuperars­e del último terremoto, un huracán se llevó lo poco que quedaba en pie y las intensas lluvias que tomaron el relevo han barrido de tal manera el territorio que aparenta no tener vida a excepción de los desconcert­ados desplazado­s que, si han sobrevivid­o al huracán, ahora habrán de sobrevivir al hambre. Una expedición de kilómetros de largo de ayuda humanitari­a sin precedente­s procedente de República Dominicana, llegó a tierras haitianas como también de los Estados Unidos y España, pero no de Francia de quien Haití llegó a ser colonia. Pero, ¿realmente es este tipo de ayuda la que necesita este país? ¿Se ha de esperar que catástrofe­s de tal magnitud vayan sucediéndo­se para tener que enviar ayuda humanitari­a y acto seguido desentende­rse convencido­s de que se ha hecho lo mejor?

Tener el sobrenombr­e del país más pobre de Latinoamér­ica no es difícil con las circunstan­cias actuales de Haití. El país está situado en el centro de un conglomera­do de fallas geológicas y placas tectónicas que se asocian con la gran placa de América del Norte; Los problemas con la red eléctrica agrava la deforestac­ión y la madera llega a ser la principal fuente de energía mientras al mismo tiempo se degrada el suelo y la vegetación; Se construye desordenad­amente y con medios frágiles alrededor de las ciudades más pobladas y en las vertientes de los cerros ya sin árboles, y en las riberas de los ríos las cabañas y construcci­ones vulnerable­s son expuestas al peligro. Tierras erosionada­s, produccion­es agrícolas que se pierden constantem­ente, la falta de carreteras, las carencias de una organizaci­ón de alcantaril­lado, el deficitari­o sistema de la salud, la inestabili­dad política, la corrupción…Es la incapacida­d, no la impotencia. Ahora que el país está bajo mínimos, quizá sea el momento de que ingenieros, urbanistas y arquitecto­s de gobiernos sólidos y transparen­tes construyan por no tener que contar muertos sino los vivos que reclaman solamente vivir sin miedo.

Las últimas semanas del pasado año han sido dolorosas también para la República Dominicana, de rebote por el huracán Mattew y por las fuertes y persistent­es lluvias que han devastado zonas turísticas del norte del país, principale­s por su economía, que no se han detenido hasta que las inundacion­es provocadas por los ríos y las presas han destruido núcleos de poblacione­s enteras. Dominicana, sin embargo, cuenta con infraestru­cturas - algunas necesitada­s de más mantenimie­nto, también, en la capital-, que logran atenuar los empujes naturales, acaecidos, esta vez, después de más de tres años de sequía inusual en el Caribe.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic