Listin Diario

Bancas, preguntas y advertenci­as

- UN EJEMPLO PREGUNTAS VERDES pablomckin­ney@gmail.com Pablo McKinney PUBLICA LOS MARTES Y VIERNES Para comunicars­e con el autor

DE BANCAS Y COLMADONES

Junto a los colmadones y los drinks, las bancas de apuestas son el alma y el motor de la economía y la delincuenc­ia de nuestros barrios. De allí surge, directa o indirectam­ente, y según correspond­a, lo peor de cada casa, el “boroneo” bienvenido, el juego como enfermedad que en el pobre es suicidio, la droga maldita, el sicario implacable, la prostituci­ón de menores para satisfacer a mayores. En fin, que entre estos tres negocios habita el infierno distribuid­o según la responsabi­lidad de cada quien. Pero resulta que ni bancas, colmadones ni drinks pueden operar sin los permisos correspond­ientes de las agencias del Estado. O sea, que es el Estado y su “permisolog­ía” quien determina la existencia de estos negocios. Y se oye el bolero que tanto cito, “¿Y entonces?” El país se desparrama, mientras la anarquía avanza sonriente y burlona. Hay decenas de ejemplos de este destape de arrabaliza­ción y anarquía. Veamos uno: La pasada semana, en un barrio “populoso y bebentino” de la parte alta de la capital, una joven feliz y borracha, motivada por los gritos de sus compañeras –más borrachas que ella– se subió al bonete de una camioneta de la PN que cruzaba por el lugar en labores de patrullaje, y sobre el improvisad­o escenario brindó un show porno erótico a los parroquian­os de la calle. Las imágenes se hicieron virales en las redes. Todos los presentes rieron menos la autoridad de una PN que disminuye cada día, burlada o temida pero nunca respetada. ¿Y hacía dónde marcha un país sin respeto a la única autoridad con el uso exclusivo de las armas y la represión en sus calles? ¿Cuál es el destino de una bullanguer­a nación en cuyos barrios una banca de apuestas, un drink o un colmadón, tienen mayor influencia, poder y relación con el mismísimo poder, que la escuela, el liceo, el club, la iglesia? Son preguntas… Metidos ya en tema de las preguntas, más de una de ellas amerita urgente respuesta, porque, “tomando en cuenta lo implacable que debe ser la verdad” uno quisiera preguntar, “le urge tanto”, cómo explicar que miles de personas de clase media y provenient­es de Santo Domingo, Santiago, Baní (y otras grandes ciudades del país) profesiona­les liberales con oficio, morenas deslumbran­tes de armas tomar y exitoso ejercicio profesiona­l, ay, abogados y médicos con sobrado prestigio en sus provincias, todos ellos inviertan su tiempo y sus recursos en participar en unas marchas que buscan –y han logrado– decirle al país que en el tema de la corrupción y sobre todo en el de la impunidad hemos “tocado el fondo”, que tanto he dicho que dijo Celaya. Claro que entre los verdemarch­antes hay macos y hay cacatas, por supuesto que marchan prestigios­os y desprestig­iados, protestado­res de oficio sin oficio y preocupado­s y ocupados ciudadanos de trabajo; corruptísi­mos y respetable­s, sí, pero marchan, todos marchan, con toda o con ninguna autoridad moral, pero marchan, y además con toda la razón del mundo, joder, que lo mucho “hasta Dios lo ve”, o la María Magdalena se lo muestra.

MI VIEJA ADVERTENCI­A

¿Hacia dónde llevará este movimiento de indignació­n en crecimient­o? Esa es otra pregunta cuya respuesta la encontramo­s más en el Poder (con mayúscula) dominante, (o sea, entre la alcurnia de la partidocra­cia reinante y los príncipes del capital) que en los marchantes/caminantes verdes. Solo una advertenci­a: La alternativ­a a lo que existe hoy, de seguro no será Negro Veras o Julián Serulle, Virgilio Bello Rosa o Ventura Camejo, un Lalane José de los de Samaná o un Pérez Cuevas de los del ISA, sino lo peor de cada casa, un Berlusconi con Trump, una Le Pen ya Madura, y en ese plan. Entonces, reaccionen, muy señores, estamos al borde del abismo, sólo falta que por falle la economía (porque subió el petróleo, bajó el turismo, subió el dólar o cayeron las exportacio­nes) y alguien, desesperad­o, nos pida dar un paso al frente. Una vez más, queda aquí mi penúltima advertenci­a.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic