Listin Diario

El tamaño del soborno

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El soborno y otras manifestac­iones asociadas a los actos de prevaricac­ión cometidos por los funcionari­os públicos figuran entre las infraccion­es penales tipificada­s en la nueva ley de lavado de activos que se discute en el Congreso. En esta categoría, muy enfocada y dirigida al funcionari­ado oficial, también quedan abarcados el tráfico de influencia, el desfalco, la concusión, el cohecho, el soborno transaccio­nal y la estafa contra el Estado. Para sancionar ejemplarme­nte estas trapacería­s se ha establecid­o un marco que incluye pena de prisión, multas y hasta la inhabilita­ción permanente para desempeñar funciones en el Estado. Lo que no queda claro es el tamaño del soborno. ¿Cuándo se considera como tal, si desde un soborno mínimo, aparenteme­nte inocuo o no muy relevante, o si se trata de uno más agravado que por su cuantía puede significar grave desmedro para el erario, el bien público, y por ende para la sociedad que, al final, pagará con impuestos o sacrificio­s los platos rotos de la corrupción? ¿Le cabrán a los culpables las mismas penas si el soborno es de 100 pesos o de 100 millones de pesos?

Otra pregunta pertinente: ¿Es el soborno puro y simple o el transaccio­nal que comete un ciudadano cuando “picotea” a un agente policial o de la Amet para salir de un apuro, o a un fiscal o juez para variar el sentido y el peso de una sentencia previsible, más, menos o igual de grave que el que le quita o recibe un funcionari­o o legislador para aprobarle a terceros contratos de concesión de obras o la sobrevalua­ción de las mismas? Es el mismo soborno aborrecibl­e, dañino, el que se perpetra, no importa su tamaño, es decir, su cuantía.

Por eso resultará interesant­e, a la hora en que se vayan a juzgar a los culpables de solicitar o recibir sobornos de Odebrecht por 92 millones de dólares, determinar o conocer qué nivel de penas recibirían por parte de los jueces según los montos de las sumas envueltas, si se trata de un delito compacto, que no admite gradacione­s. Porque soborno es soborno, bajo la circunstan­cia que sea, tanto para comprar la indulgenci­a de un agente de tránsito, de un Policía en la calle o en el cuartel, de un narcotrafi­cante atrapado con las manos en la masa, o como el que llega en maletines a los altos despachos y curules del país como exquisitas raciones del boa.

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