GUAYNABO ATRAPA CON UN MUSEO DEL DEPORTE CARIBEÑO
Con una bien elaborada organización, se convierte en una entretenida visita hasta para los que ni practican deporte ni se entusiasman por verlo.
Beisbol, judo, boxeo, natación y otras numerosas disciplinas deportivas, incluso la folklórica pelea de gallos, están representadas de muy diversas y atractivas formas en un museo sumamente especial: el Museo del Deporte de Puerto Rico, ubicado en Guaynabo.
Pese a su nombre, no se circunscribe a resaltar las figuras de Borinquen, ya que da entrada a quienes, nativos del área del Caribe, descuellan o descollaron en alguno de los renglones, especialmente en beisbol. Entre ellos los dominicanos Alex Rodríguez, Felipe Rojas Alou y Miguel Tejada. Con una bien elaborada organización en un edificio que, sin embargo, no es de llamativa arquitectura, se convierte en una entretenida visita hasta para los que ni practican deporte ni se entusiasman por verlo.
Fotos, trofeos, murales, videos, placas, recortes de periódicos, reproducciones en miniatura de personas y de estadios, figuras de cera en tamaño natural y hasta el paso a paso de la elaboración de éstas sobre el propio rostro y cuerpo del deportista exaltado, pueden verse en la visita. Hace unos meses, cuando recorrí sus salas junto a mi hija Carmen, trabajaban en la ampliación de una de las salas para abarcar novedades de triunfos recientes.
Para llegar al Museo, desde la Avenida Esmeralda se toma hacia el magnífico Bulevar del Deporte, en cuyo inicio una rotonda da cabida a una alegórica escultura: el Fuego Olímpico. En el paseo central del bulevar se suceden reproducciones escultóricas de adultos y de niños practicando deporte (varios ciclistas, entre otros).
El primer deporte
En tan amplio despliegue deportivo, nos toma empero de sorpresa ver la representación de “nuestro primer deporte”: Batú, practicado por los taínos. Así aprendemos que “era un deporte rudo y elemental en un espacio rectangular que cercaban con rocas. Utilizaban una bola que ellos hacían cociendo raíces y hierbas con una masa redonda Como dato curioso, para entretención y práctica personal de los visitantes tiene varios canastos donde se pueden encestar las pelotas que están a su lado. y dura como la goma. Se jugaba entre dos equipos y era una mezcla de lo que hoy conocemos como el fútbol y el volibol”.
Y con referencia a la pelota, siendo el beisbol en Puerto Rico el deporte rey, dan importancia al inicio del beisbol boricua en las Mayores. Nació “con el debut de (Hiram) Bithorn en Chicago”: el 15 de abril de 1942. Debutó como lanzador durante las siete entradas del juego contra los Cardenales de San Luis, marcando la historia del deporte como el primer puertorriqueño en las Grandes Ligas”.
Salón de estatuas
En un amplio salón de estatuas con figuras a tamaño natural, se reconoce también la relevancia de los cronistas deportivos, con la reproducción del narrador radial Rafael “Felo” Ramírez, “Premio Ford Frick” en el Salón de la Fama del beisbol en Grandes Ligas. Comparte espacio con varios deportistas. Entre otros “el Jibarito”, Luis Rodríguez Olmo, primer jugador puertorriqueño en jugar en una serie mundial, Roberto Alomar, al que mencionan como la mejor segunda base en Grandes Ligas. la softbolista Ivelisse Echevarría, lanzadora puertorriqueña, citada como máxima ganadora en eventos internacionales.
Sin embargo, todavía en el mes de enero de este año 2017 faltaba incluir con despliegue a Mónica Puig, medalla de oro olímpico 2016 en tenis femenino, en los juegos celebrados en Brasil. Sólo tenían monedas con su réplica. (Una empleada nos explicó que faltaba dinero para encargar su reproducción en cera. Aunque tampoco estaba incluida en video alguno. Suponemos que ya le habrán dado entrada). El Museo del Deporte de Puerto Rico fue inaugurado en 2004 como entidad privada. Desde hace más de un año es propiedad municipal. Está ubicado en el Complejo Deportivo Frailes, con teléfono 787-731-4924.