“Yo tenía una vida fácil, mis padres me lo daban todo”
ADICTO EN TRATAMIENTO NARRA COMO LAS DROGAS LE LLEVARON A DEJAR SUS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS Y UNA AUSPICIOSA CARRERA MILITAR
Joel (nombre ficticio), de 37 años y residente en Los Cacicazgos, siempre fue un joven mimado en su hogar. Tenía todo lo que quería, sin la necesidad de preocuparse por nada y hasta le regalaron su primer vehículo.
“Yo tenía una vida fácil, mis padres me lo daban todo, por mi posición económica, lo tuve fácil para avanzar, pero todo me salió al revés por la adicción a las drogas”, precisó.
Probó marihuana a los 15 años dentro de un grupo en que todos lo hicieron en esa oportunidad por primera vez, a lo que luego siguió de manera progresiva la cocaína, el éxtasis y la heroína. Cuenta que esta última droga pasó a ser su preferida y terminó convirtiéndolo en un consumidor compulsivo.
Recuerda que la relación con su familia se fue deteriorando paulatinamente y, aunque se dieron cuenta de lo que hacía, el tema estuvo vedado porque nadie quería admitir que él era un adicto.
Debido a su adicción a las drogas dejó dos carreras universitarias a medio camino y una exitosa carrera militar, pues se la pasaba de fiesta en fiesta de miércoles a domingo, incluso con estadías de hasta seis meses en el exterior.
Llegó un momento en que no podía sustentar el consumo porque estaba usando demasiada droga, y entonces optó por tomar dinero de sus padres y llegó hasta a usar la mensualidad del colegio de su hijo para comprar estupefacientes.
“Era una conducta autodestructiva, y a pesar de que sabía que me hacía daño, no podía parar”, precisó Joel, quien indica que llegó a pasar cuatro días corridos consumiendo y luego dos días completos durmiendo.
Su primer tratamiento contra la adicción a las drogas fue en Cuba, donde permaneció seis meses y le costó a la familia cerca de 60,000 dólares, pero asegura que en esa oportunidad no tenía la intención de parar el consumo, y recayó.
Lo intentó nuevamente en un centro privado del país, con una inversión de alrededor de RD$700,000 para la familia, y en total tuvo cinco recaídas hasta que un día su madre adoptó la decisión de “cortarle el agua y la luz” y dejó de ayudarlo económicamente para hacerlo reaccionar.
“Yo perdí muchas cosas, primero una exitosa carrera militar, dos carreras universitarias, perdí lazos familiares e interpersonales de amigos, y esas fueron las causas que me motivaron a buscar la recuperación”, indicó Joel, quien tiene cuatro meses y una semana en Hogar Crea de Alameda.
Asegura que se cansó de consumir, pero mucho más de entrar y salir a programas de rehabilitación, por lo que está plenamente seguro de que en esta oportunidad logrará la rehabilitación definitiva. “La droga no me ha dejado nada bueno, y me dije a mí mismo hasta aquí llegué”, afirmó.
El Hogar Crea de Alameda recibe a personas que pueden pagar por el tratamiento. Tiene capacidad para 28 personas y actualmente hay 20 residentes, cinco extranjeros. Tiene cuatro habitaciones, cada una con baño y aire acondicionado.