Mi viejita sufrió mucho
Julio César Lozano, de 42 años, lleva diez meses recibiendo tratamiento en Hogar Crea del ensanche La Fe.
Su madre falleció el pasado 2 de mayo y, en un momento en que sintió que las drogas termina- rían también con su vida, recordó los sufrimientos, sinsabores y disgustos que le había hecho pasar a su progenitora por su adicción; primero al alcohol y cigarrillo, después a la cocaína.
“Ella me dio mucho apoyo. El mejor regalo que ella me pudo dar fue hacerme entrar en razón, y después que ella murió he decidido seguir hacia delante”, expresa sobre cómo su madre le insistía constantemente para que procurara su recuperación.
“Hacía muchos líos y engañaba a mucha gente, cuando yo estaba en el consumo compulsivo, para conseguir ese dinero hacía lo que sea”, narra Lozano, quien ahora se muestra incrédulo cuando se detiene a pensar en lo que hacía para mantenerse en el vicio.
Las drogas le llevaron a abandonar a su esposa por otra mujer y a descuidarse de sus tres hijos, pues asegura que la adicción termina convirtiendo a las personas en indolentes. “Yo me pongo a pensar en todo el dolor que le causé a esa mujer (su pareja), a mi viejita (su madre) y a mis hijos, y pienso que no hay forma de una persona hacer tantas cosas así, a menos que no sea con algo tan destructivo como las drogas”.
Lozano, oriundo de Valverde y residente en la capital, estudia actualmente Mecánica Industrial Dual en el Instituto de Formación Técnico Profesional (Infotep), en virtud de un acuerdo entre esa institución y Hogar Crea para formar a los residentes, como son llamados quienes están en tratamiento.
“Hice mucho daño, pero gracias a este programa he recobrado mi sobriedad, mi familia, pero lo más importante, mi vida”, argumentó el adicto en proceso de rehabilitación, quien destacó que hace una semana incluso recibió la visita de un hermano que se había alejado.