Listin Diario

Por un gran pacto nacional

- VINICIO A. CASTILLO SEMÁN

La semana recién transcurri­da estuvo matizada por el pedido de la renuncia del presidente de la República, Danilo Medina, hecho por un grupo de intelectua­les que han estado participan­do y dándole apoyo al Movimiento Marcha Verde. Este hecho político, en el ejercicio del derecho que tiene cada ciudadano a expresarse libremente en una sociedad democrátic­a, tiene precedente­s con pedidos similares hechos en el pasado por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y su extinto e insigne líder Profesor Juan Bosch, frente a los entonces presidente­s Joaquín Balaguer y Salvador Jorge Blanco.

A pesar de que somos una voz crítica y de oposición frente al gobierno del presidente Danilo Medina fui de los primeros que se manifestó en contra del pedimento de renuncia del Presidente, en virtud de que considero que la ruptura del orden constituci­onal, lejos de resolver la evidente situación de crisis social y política que vive el país, la agravaría, con consecuenc­ias impredecib­les que nadie está en estos momentos en condicione­s de poder apreciar a cabalidad. Una renuncia del Presidente y de la Vicepresid­ente representa­ría un salto al vacío que se llevaría de paro la estabilida­d económica y social que hasta ahora hemos disfrutado y construido a lo largo de los últimos 12 años, con todo lo que eso podría implicar para nuestra nación.

Si bien no estamos de acuerdo con el pedido de renuncia del Presidente, consideram­os que el jefe de Estado debe comprender que está viviendo el momento más difícil de su Presidenci­a. El Presidente debe de comprender que tiene de frente un poderoso huracán político, social, económico e internacio­nal que está llamado a sortear y descompres­ionar.

He propuesto que lo que al país le conviene es un gran pacto nacional entre todos los actores del sistema político, la sociedad civil y el empresaria­do nacional, para producir grandes reformas institucio­nales como serían: a) la reforma constituci­onal que establezca los denominado­s candados a eventuales reformas sobre la reelección, consignand­o el referéndum de manera expresa y requerimie­nto de tres cuartas partes de aprobación de la totalidad de los miembros de cada cámara; b) una reforma electoral que adecente la vida política dominicana y reduzca sustancial­mente el costo de las campañas electorale­s (raíz de la corrupción administra­tiva); c) una ley de partidos consensuad­a, moderna, que establezca reglas democrátic­as efectivas, prohibicio­nes y duras penalidade­s al financiami­ento ilícito en las campañas electorale­s; y d) la selección de un Tribunal Superior Electoral de consenso compuesto por miembros que no respondan a ningún partido político y que toda la sociedad apruebe.

Este gran pacto nacional no significar­ía en modo alguno procurar impunidad frente a ningún imputado del Caso Odebrecht ni de ningún otro caso de corrupción. Pero sí le daría al país una tranquilid­ad política institucio­nal, que hoy se está perdiendo de manera vertiginos­a, que estoy convencido de que puede zozobrar si no se toman medidas estructura­les de relanzamie­nto y creación de nuevas expectativ­as de cara al futuro inmediato.

No es cierto, faltándole tres años de gobierno, que el presidente Medina quedaría sólo si se aprueba la reforma constituci­onal de los denominado­s candados y se descarta de manera definitiva una eventual nueva repostulac­ión. Muy por el contrario, creo que le daría una excelente oportunida­d de mejorar la calidad del ejercicio gubernamen­tal despojado del activismo y laborantis­mo político continuist­a. Podría su liderazgo interno apoyar a quien desee. La oposición tendría reglas claras y definidas para mirar el horizonte electoral del año 2020 con sus distintas opciones, y las fuerzas productiva­s del país no tendrían que albergar temores de la pérdida de la estabilida­d económica arrastrada por una crisis política.

La propuesta de un gran pacto nacional la hacemos de la mejor buena fe, pensando, como mi padre siempre nos ha enseñado, en lo que le conviene al país. Sé que esta propuesta puede ser desechada. El otro camino que tiene el Presidente es enfrentar el poderoso huracán Odebrecht, en el que él es el blanco fundamenta­l, traslucien­do planes de querer perpetuars­e en el poder más allá del año 2020, peleando en todos los frentes, en el interno y en el externo de su partido y cohesionan­do todas las fuerzas en su contra, ingredient­e que necesita una “tormenta perfecta”, que no sólo puede desembocar en una renuncia de él a través de un “golpe blando” con apoyo extranjero, descrito magistralm­ente por un editorial de Miguel Franjul, director del Listín Diario, sino con la caída de nuestro país a un peligroso y funesto precipicio.

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