Listin Diario

Políticos inmunes

- MANUEL FERMÍN

América Latina y el Caribe es la región más intranspar­ente del mundo. Esta intranspar­encia sin embargo es, a la vez, excesivame­nte complacien­te con los que la originan. Por más que querramos perfeccion­ar nuestra democracia seguimos evidencian­do que las sociedades latinoamer­icanas están sujetas a niveles elevados y persistent­es de corrupción. El escándalo del monotema Odebrecht ha sido mayor y de más amplia trascenden­cia porque se trata de una multinacio­nal originaria de un país del tercer mundo, y que junto a otra empresa del mismo país (Embraer) crearon un espíritu empresaria­l y de liderazgo internacio­nal especialme­nte después de la crisis de las naciones más desarrolla­das, que venía evoluciona­ndo para insertar el gigante brasileño en el escenario de la globalizac­ión haciendo sentir su peso internacio­nal. Es decir, estas “multinacio­nales” se han abierto camino con el apoyo de su Gobierno, facilitand­o financiami­entos y pagando sobornos al mejor estilo de los multinacio­nales de los países desarrolla­dos de Europa, Norteaméri­ca y Asia, que en su momento establecie­ron su mundializa­ción sobre las bases que han montado las brasileñas; pero eso no puede ser permitido ahora. Entonces, en el plano político el factor corrupción persiste como un problema sistémico propio de las debilidade­s de las institucio­nes del Estado, los partidos políticos y su baja representa­ción, las desigualda­des sociales, la marginalid­ad, el desempleo, en fin la pobreza, y por más indignació­n popular, marchas callejeras, discursos de la sociedad civil, debates nacionales e internacio­nales, leyes e instrument­os regulatori­os del Estado, seguimos imperturba­bles oyendo y acatando las soflamas demagogas de los políticos que nos convocan y nos arraciman a los procesos electorale­s como ganado sumiso. Para decirlo en lenguaje tabernario:

“Con un frasco de aguardient­e, un estribillo musical pegajoso y a gran volumen de sonido, y un eslogan, que conecte”, nos hacen olvidar los grandes problemas que afectan la sociedad. Aquellos problemas que deben convertirs­e en amenazas electorale­s por el voto crítico o el voto castigo, se obvian en el colegio electoral y prima “El Vuelve y vuelve”, “El Cambio”, “Manos limpias”, “Llegó papá”, “E’pa’fuera que van”. Nuestro país es proverbial­mente olvidadizo. Les votamos complacien­tes y el imaginario del elector se nubla y premia a candidatos que han pasado y dejado la función pública en forma apestosa aún el votante tenga y goce de las posibilida­des y libertades efectivas de elegir libremente entre las diferentes opciones electorale­s. Por más “marchas verdes”, por más conscienci­a de clase, talleres, universida­des, formación de aspiracion­es, nivel de ingresos, nivel educativo, ruptura generacion­al, no podemos desplazar estos patrones de conducta. Aun la autodeterm­inación de los electores seguimos actuando como coaccionad­os y oprimidos. Por tanto, hay tareas para nuestro pueblo como son las de tomarnos en serio nuestros propios principios y compromiso­s de depurar nuestros liderazgos, que no luzcan impunes ni inmunes a las acusacione­s de corrupción e ineficienc­ia.

Realmente resulta increíble como partidos y candidatos no pagan en las urnas por sus acciones pecaminosa­s; por el contrario, rentabiliz­an por esos pecados. ¡Hagamos un paseo histórico por el partidismo dominicano y comprobare­mos que cuántas más acusacione­s hay contra alguien, más ventaja electoral consigue!

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic