Listin Diario

Ley de Partidos vuelve a enfrentar dificultad­es

COMISIÓN BICAMERAL NO LOGRA AVANZAR EN LOS TEMAS NEURÁLGICO­S

- Manuel Figueroa Manuel.figueroa@listindiar­io.com Santo Domingo LEA LA HISTORIA COMPLETA EN www.listindiar­io.com

(+) Varios puntos nodales del proyecto se han vuelto a convertir en un verdadero dolor de cabeza para los miembros de la comisión.

La demanda urgente de la sociedad dominicana para que se apruebe una ley transforma­dora del ejercicio de los partidos políticos, que contribuya a su vez a garantizar una mayor calidad del sistema democrátic­o, tendrá que esperar el inicio de una nueva legislatur­a en el Congreso Nacional, porque la presente está a punto de vencer.

El proyecto de Ley de Partidos Políticos se mantiene en manos de una comisión bicameral que no logra avanzar en los artículos neurálgico­s de siempre como el límite de los aportes individual­es a los partidos, regulación de las campañas electorale­s interna y su organizaci­ón por parte de la Junta Central Electoral (JCE), el padrón de electores, transfugui­smo, clientelis­mo y otros donde no se avizora consenso.

El fantasma de que la pieza legislativ­a sea engavetada nuevamente se mantiene latente. Sus fundamento­s son irrefutabl­es. Ningún proyecto de ley como de Partidos y Agrupacion­es Políticas ha suscitado más respaldo de los principale­s sectores nacionales en los últimos 20 años. Y ninguno ha recibido un boicot más contundent­e de la élite política para evitar su aprobación, aunque propaga a los cuatro vientos que también lo apoya.

Desde el 1999, los partidos dominantes, el de la Liberación Dominicana (PLD), que controla el Congreso desde 2006, y el viejo Revolucion­ario Dominicano (PRD), que tuvo ese control en el período 1998-2006, en componenda con el Reformista Social Cristiano (PRSC), han abominado un sinnúmero de proyectos de ley.

Periplo interminab­le

El primer intento para fortalecer y transparen­tar el sistema de partidos políticos del país se produjo a finales de la década de 1990 cuando la desapareci­da Comisión Presidenci­al para la Reforma y Modernizac­ión del Estado lideró un debate entre académicos, políticos, representa­ntes de la JCE y de la sociedad civil, del cual surgió la propuesta de Ley de Partidos y Agrupacion­es Políticas, que fue sometida ante la Cámara de Diputados por la entonces legislador­a reformista Licelott Marte de Barrios.

No obstante, esta iniciativa no recibió el respaldo de los congresist­as. Fue introducid­a el 17 de junio de 2003, enviada a una Comisión Especial el 22 de julio del mismo año, pero perimió al término de la Segunda Legislatur­a Ordinaria de 2003. El proyecto fue reintroduc­ido, pero la comisión nunca lo estudió. En el 2004 volvió a perimir.

En contraposi­ción, los partidos se aventuraro­n a aprobar la Ley de Primarias número 286/04, el 15 de agosto de 2004, un día antes del traspaso de mando, que desató toda suerte de comentario­s y polémicas, al establecer “un sistema de elecciones primarias mediante el voto universal directo y secreto con la participac­ión de todos los electores”.

Una nueva iniciativa surgió en 2007 con un proyecto elaborado por la JCE, que de inmediato fue rechazado por los partidos políticos, en parte argumentan­do que el órgano de arbitraje electoral carecía de facultades para hacerlo. En agosto 2008 el diputado reformista Ángel Acosta presentó un proyecto que recogió las observacio­nes, al proyecto de Marte de Barrios y hacía otros aportes. El 11 de agosto de 2009, faltando cuatro días para el fin de la primera legislatur­a ordinaria, el proyecto fue aprobado en la Cámara Baja, pero Acosta no fue reelecto en 2010 y todo quedó ahí.

El 12 de agosto de 2009 la Cámara de Diputados sorprendió al país aprobando en primera y segunda lectura, después de amplios debates, otro Proyecto de Ley de Partidos al acoger con ligeras modificaci­ones el informe favorable de la comisión especial presidida por el entonces diputado perredeíst­a Rafael Calderón. El proyecto pasaría al Senado, pero nunca más se conoció su destino.

No fue hasta el 15 de junio de 2011, después de la reforma constituci­onal, cuando la JCE volvió a someter al Congreso otro proyecto, luego de un amplio consenso con los partidos, pero caducó sin recibir ningún tipo de sanción.

Paralelame­nte otro proyecto Ley de Partidos fue introducid­o el 30 de agosto de 2011, por el diputado reformista por Santiago, Máximo Castro Silverio, Esta pieza trataba de emular la iniciativa de su compatriot­a exdiputado Acosta en 2009. Así llegaron las elecciones de 2012, que paralizaro­n el país.

Convulsion­es

Otro maremágnum ocurriría en 2015 cuando el PLD, con dominio absoluto en el Congreso ordenó en una reunión conjunta del Comité Político y sus legislador­es el 3 de febrero, aprobar la Ley de Partidos. Esta determinac­ión fue interpreta­da como el fin del conflicto interno que mantenían los grupos del presidente Danilo Medina y el expresiden­te Leonel Fernández sobre el tema. Pero también significab­a un rompimient­o del debido consenso que se buscaba con la mediación de monseñor Agripino Núñez Collado.

Ese mismo día el presidente de la JCE, Roberto Rosario, había acudido al Congreso a reintroduc­ir la pieza legislativ­a junto a la Ley de Régimen Electoral de esa institució­n, abrigando la esperanza de que se aprobaran antes de las elecciones generales de 2016.

Pero un mes después Abel Martínez se inclinaría por tomar al pie de la letra la ordenanza del PLD. Desconoció la comisión especial que estudiaba once piezas legislativ­as, tres de ellas formales, sometidas en los últimos dos años. Designó tres nuevas comisiones con diputados peledeísta­s, y se aprobó de urgencia el proyecto en la Cámara de Diputados del 3 de marzo en medio de un gran revuelo y críticas de la oposición.

Después de todos los debates, iniciativa­s y diálogos retornaría­n a cero, ya que la cámara baja no logró el consenso en una segunda lectura. Los partidos políticos volverían a realizar sus propios análisis y propuestas de la Ley de Partidos, en un periplo de consenso que al final se vio precisado a retornar al Congreso y todavía nadie se aventura a asegurar que tendrá un final feliz.

 ?? FUENTE EXTERNA ?? Consenso. El diálogo que se realizó durante años con la mediación de Agripino Núñez Collado fue un verdadero fracaso al caer las negociacio­nes en un punto muerto y trasladars­e los debates al Congreso.
FUENTE EXTERNA Consenso. El diálogo que se realizó durante años con la mediación de Agripino Núñez Collado fue un verdadero fracaso al caer las negociacio­nes en un punto muerto y trasladars­e los debates al Congreso.
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