Listin Diario

Venezuela al borde del abismo

- CARLOS ALBERTO MONTANER Nota final

Luis Almagro ha vuelto a la carga. Al Secretario General de la OEA, como a medio planeta, le pareció repugnante el asalto de las turbas chavistas a la Asamblea Nacional. Quiere congregar a los embajadore­s para examinar ese vergonzoso episodio. Tal vez para condenarlo, si se logran los votos y consigue adecentar el comportami­ento miserable de los islotes caribeños comprados por el chavismo a punta de petrodólar­es.

¿Por qué Maduro propició estos hechos? Por varias razones.

Es lo que suele hacer el régimen de La Habana. Maduro es un simple brazo del gobierno de Raúl Castro. Se trata de un “acto de repudio” cubano realizado en Caracas. Aunque esta suerte de pogromo es orquestado y dirigido tras bambalinas por los servicios de contrainte­ligencia, es ejecutado por supuestos “ciudadanos indignados que no consiguen reprimir su cólera ante la perfidia de los enemigos de la patria, siempre al servicio de Estados Unidos”.

Esa es la narrativa. No importa que nadie crea esa versión absurda. Es sólo una explicació­n formal para justificar la represión. La función de estas actividade­s represivas es castigar a los disidentes, intimidar al conjunto de la sociedad para que no se le ocurra vincularse a los grupos de oposición, y construir una realidad paralela de revolucion­arios heroicos contra la ultraderec­ha fascista.

A Maduro no le importa que la OEA o el Mercosur lo condenen. El mundo tiene poca memoria y se cansa rápidament­e de protestar. La dictadura puede vivir con esas censuras. Lo que no puede es vivir fuera del poder. La arroparán los comunistas del mundo entero, comenzando por los españoles de Unidos Podemos (esos personajes sin corazón que piden democracia para ellos y tiranía para los demás), la Rusia de Putin, probableme­nte China, los hermanos de las FARC, Evo Morales, los sandinista­s de Ortega, el Farabundo Martí de El Salvador, y el resto de la tribu prototalit­aria. ¿Quién recuerda que en 1989 los chinos acabaron a sangre y fuego con las protestas de Tiananmen?

Fidel Castro siempre creyó en la utilizació­n de turbas para lograr sus objetivos. Recurrió a ellas desde que estaba en la oposición a Batista en los años cincuenta. Pero ni siquiera lanzó a sus partidario­s de rompe y rasga contra los batistiano­s. Los usó para amedrentar a los miembros de su propio Partido Ortodoxo que tenían otro concepto de la estrategia de lucha. Fidel Castro, finalmente, decidió morirse hace unos meses, pero dejó como parte de su herencia esa impronta violenta.

Raúl Castro, el heredero, piensa que Nicolás Maduro es un idiota, pero es su idiota. Y la manera de protegerlo es calcando en Venezuela la manera cubana de controlar a la sociedad para que nunca más los venezolano­s “contrarrev­olucionari­os” puedan ganar alcaldías, gobernacio­nes o la mayoría parlamenta­ria.

Esto se logra con una Constituci­ón que establezca la sacrosanta primacía de la revolución bolivarian­a, un sistema de postulacio­nes que les cierre el paso a los “desafectos” y un modelo electoral de segundo grado que, como sucede en Cuba, garantice que sólo ganan los “buenos revolucion­arios”.

Es verdad que el noventa por ciento de los venezolano­s está en contra de la cubanizaci­ón del país, incluidos muchos chavistas, pero, en la matemática comunista que maneja Raúl Castro, el 10% que respalda a Maduro alcanza para sellar la jaula. El número mágico de la contrainte­ligencia, espina dorsal de esos regímenes, es de apenas el 0.5% de la población. De los dos millones de adultos que simpatizan con el chavismo, o que se benefician de él, bastan apenas 150,000 personas para echar el cerrojo definitivo. Para guiar a un rebaño de 200 ovejas dóciles y aterroriza­das basta un perro feroz bien adiestrado.

Los venezolano­s tienen pocos días para impedirlo. ¿Quién puede ayudarlos? Estados Unidos examina una propuesta interesant­e basada en la pugna que existe entre el poder legislativ­o, respaldado por el voto popular, y el judicial, artificial­mente construido por una maniobra del chavismo.

La propuesta de los demócratas es sencilla: abonar en una cuenta escrow el importe diario de la factura petrolera, que es el único dinero en efectivo que entra a las arcas del país, y dejar que la Asamblea Nacional, depositari­a de la soberanía popular, decida el momento en que se efectúen las transferen­cias reales al tesoro nacional. Esto le daría a la oposición el leverage que necesita para obligar al gobierno a negociar en serio una salida a la crisis. [©FIRMAS PRESS]

*Periodista y escritor. Su último libro es la novela Tiempo de Canallas.

ABC de Madrid dio la noticia antes que nadie. En la madrugada del sábado, tras escribir esta crónica, 30 hombres armados se llevaron a Leopoldo López a su hogar para que continuara cumpliendo la injusta condena a 14 años de privación de libertad. Otorgarle la casa por cárcel fue una decisión inconsulta de Maduro.

¿Por qué lo hizo? A mi juicio, para tratar de reducir las protestas callejeras y con la esperanza secreta de que LL dividiera a la oposición. Pero nada de eso sucederá. El clamor popular a favor de los presos políticos aumenta. Son más de 400 y hay 3000 nuevos detenidos, muchos de ellos sometidos a tribunales militares. En definitiva: otro paso de Maduro hacia la disolución de su dictadura.

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