Listin Diario

LEJOS DE CASA CON OTRA FAMILIA

Las razones que tienen cientos de personas para formar parte de AFS Intercultu­ra son diversas; el sentimient­o y el lazo familiar que se crea al abrir las puertas de su hogar y su corazón son únicos.

- Susy Tejeda susy.tejeda.listindiar­io.com Santo Domingo ¿Resulta costoso?

Los equipajes listos, los pasaportes y pasajes aéreos sobre la mesa y el pase de lista para confirmar que los jóvenes estuvieran presentes eran indicios de que se acercaba la hora de marcharse.

Las lágrimas en sus rostros, sobrecogid­os por el agradecimi­ento y cariño que depositaba­n en las familias que los acogieron por 10 meses, demostraba­n que la despedida sería solo un “hasta luego”. La mayoría, sin irse aún, planeaba regresar.

AFS, organizaci­ón de programas de intercambi­os culturales, tiene el efecto de las experienci­as. El aprendizaj­e no solo va dirigido a los estudiante­s que desean abordar un avión e irse lejos de casa para lanzarse a la aventura, al cambio y al conocimien­to intercultu­ral, sino también a las personas que deciden hospedar a estos jóvenes que empiezan a conocer e involucrar­se con un mundo distinto.

Relacionar­se con la cultura dominicana, con gente diferente, visitar lugares turísticos y romper la barrera del idioma son vivencias que disfrutan los jóvenes extranjero­s en su estadía en el país con sus nuevas familias. Mientras que estas últimas, como dice una de las madres voluntaria­s, “se envuelven de una forma increíble e inesperada con el estilo de vida y costumbres de los chicos”.

Procedimie­nto

Un formulario en el que se detallan los datos de los jóvenes permite a las familias huéspedes conocer los perfiles y tener la opción de elegir a quién desean adoptar durante esos meses para ofrecerle un techo, alimentaci­ón y cariño.

A su llegada, los jóvenes extranjero­s son acogidos en un campamento de media estadía, donde los orientan acerca de todo lo relativo al país. Después llega el momento en que las familias conocen personalme­nte a los que serán sus nuevos hijos. Una vez en casa establecen sus reglas y se inicia la convivenci­a y el intercambi­o sociocultu­ral.

Existe una estructura monitoread­a de voluntario­s que apoyan y supervisan el proceso de adaptación de los jóvenes en su nuevo hogar.

Al principio pudiera resultar extraño si las familias no se han involucrad­o antes o no han tenido la experienci­a AFS, pero el primer paso es darse la oportunida­d y estar dispuestos a lidiar con jóvenes de distintas culturas, aseguran los voluntario­s.

Carmiña Ortiz de Estrella, quien acogió en su hogar al joven polaco Filip Bodenko, dice que al momento de iniciar en este proceso, la duda de si va a costar mucho dinero el hospedar a un extranjero en casa se hace presente, “pero todo es un mito, AFS se encarga de cubrir los gastos de escolarida­d y seguro médico, te das cuenta que en realidad lo que ofreces es hogar, cariño y alimentaci­ón, le entregas tu corazón, y después es tu hijo”.

Experienci­as de los jóvenes

“Al venir pensaba: de acuerdo, voy a tener padres dominicano­s, pero nunca pensé que se volvería una relación tan estrecha, con mi mamá de aquí puedo hablar de todo, decir todo. Me siento como en Polonia”, dice Filip Bodenko mientras abraza a Carmiña.

Jolien Van Robay, una joven de Bélgica acogida por la familia de Marzie Miranda, en Sosúa, Puerto Plata, admite que viajar lejos de su familia le causó temor en un principio, pero que, al llegar a la isla y relacionar­se con su nuevo hogar, cambió su percepción. Estar en suelo dominicano no solo significó para ella aprender español y relacionar­se con una cultura diferente, sino crear un lazo especial: “Yo no tenía esto en Bélgica y aquí lo conocí, el sentido de lo que es una familia”, expresa sonriente.

Luana Labbate llegó desde Italia, y a pesar de que temía no integrarse bien al estilo de vida y la cultura del país, logró adaptarse. Mientras cubría su rostro para no dejar ver las lágrimas que bajaban por sus mejillas, admite que en este tiempo aprendió nuevos valores que le permitirán crecer como persona; en la casa de Glenda Corcino, quien fue su madre durante el programa, conoció a una familia que extrañará mucho.

En general, al referirse a su experienci­a en República Dominicana, los jóvenes coinciden: “Maravillos­a, espléndida, inolvidabl­e…”.

Sosúa, Puerto Plata.

a Jolien Marzie Van Robay, Miran de Bélgica.

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“La experienci­a ayuda al joven a tener una perspectiv­a diferente ante los conflictos globales”.
desdelaizq­uierda)juntoaLuan­aLabbate,deItalia. “La experienci­a ayuda al joven a tener una perspectiv­a diferente ante los conflictos globales”.
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de Estrella junto Carmiña Ortiz de Polonia. a Filip Bodenko,

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