Premio a la Crónica Social
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Siguiendo con la anécdota de mi premio de la Asociación de Cronistas Sociales, el primero que me acompañó a la loma en su camioneta de doble cabina fue Jonny Herrera, compañero del Ballet UASD. Invité al periodista Genris García. El siguiente viaje fue con el profesor Luis Manuel Brito Ureña y su esposa Juana Fermín e invité al periodista Augusto Valdivia. Este año me fuí con Luis Francisco Rojas, que no lo conocía personalmente, pero me contestó por Facebook que estaba dispuesto; observé su muro y al verlo con una cámara “terciá” me dije: ¡éte e’! Le pregunté a mi hija Amelia, por si acaso, y lo conocía, porque estudió en Itesa e Intec, aunque no estudiaron la misma carrera. Pues conversamos por teléfono y fue a casa a conocerme. Su madre le había dicho ¿“Y tú vas a hacer un viaje de un día para otro con una persona desconocida?” Solo bastó que él le dijera “Es Xiomarita, la que imparte clases de bailes, muy conocida ella” y por eso me salvé. En todos estos viajes dormimos en el mismo vehículo. Este año pernocté en una “casa de campaña” de esas que usan para los niños de tres años y me coloqué en posición fetal, porque Luis se quedó disfrutando de una tradición que no la había visto nunca en su vida y yo estaba cansada y quería acostarme. Digo, a tirarme temprano y no tenía la llave del vehículo.
De todo lo que les he contando lo más emocionante ha sido haberle ofrecido el domingo 21 de enero de este año, una casa de campaña a las mujeres que se encargan de cocinar por unos 12 o 15 días a más de 500 personas, desayuno, comida y cena, además del café, el té, la sopa, el postre. Esa casa de campaña, ahora saldrá del premio en efectivo que me gané con la historia que les hice. Gracias a Yhovany Díaz y a sus hijos Lisbeth y Adam; Cristina Rivas, mis hijas Noelia y Amelia; Nicole Pérez y sus hijas Sarah Fernanda y Lía Miranda, a Jonny, Luis Manuel y Luis Francisco por acompañarme en cada viaje que hice y confiar en mí como anfitriona de una manifestación que no es mía, pero la siento, la vivo, y sobre todo la respeto, porque es una tradición oral que hay que preservar.