Listin Diario

Hizo bien

- Luis Encarnació­n Pimentel PUBLICA TODOS LOS MARTES

La presidente de la Cámara de Diputados, de excelente desempeño y manejo al frente del órgano legislativ­o, acaba de dar un magnífico y oportuno ejemplo de desprendim­iento, responsabi­lidad y tino político. Como este es un país de gente muy especial, donde nadie renuncia nunca a nada y donde lo normal es que la mayoría de los mortales generalmen­te hacen todo lo contrario de lo que deben hacer, es inteligent­e –porque estimula y puede contribuir a una cultura que nos haría mucho bien- felicitar a cualquier ciudadano o funcionari­o público que haga algo bien, aun sea cumpliendo con su deber. Contribuye­ndo a que cada quien, desde su accionar privado o el desempeño público, cumpla con el deber, que sea responsabl­e, serio, ético y no permita que la palabra empeñada ruede por el suelo, tendremos un mejor país. Esto último -todavía un sueño o solo una aspiración­podríamos hacerlo realidad, si logramos que a los cargos públicos vayan los mejores y más preparados ciudadanos, a partir de que se tenga una correcta vocación de servicio y de que se tenga el criterio de que los cargos públicos no son eternos. Asimismo, de que el desempeño de una función en el Estado, aun cuando sea remunerada, pudiera hasta significar un sacrificio familiar o económico, pero jamás debería verse como una oportunida­d para agenciarse un beneficio personal o para hacerse rico (¿).

La señora Lucía Medina, aunque de alguna manera pesara la condición de hermana del Presidente de la República, no llegó a ser la primera entre sus iguales en la Cámara de Diputados por eso, sino por una combinació­n de coyuntura política, una experienci­a de años como vicepresid­ente del órgano legislativ­o, y por méritos propios. El éxito y el manejo equilibrad­o, plural y prudente la acompañaro­n.

Eso, y el trabajo realizado en un año, pueden ser su mejor carta de presentaci­ón, y la mayor satisfacci­ón para quien ha cumplido con su deber. Echando a un lado escarceos o imprudente­s “coqueteos” de compañeros sugiriendo “que se quede”, Lucía se despidió con mucha altura y fineza, incluso ofreciendo un ramo de olivo a cualquier compañero de hemiciclo que se hubiera sentido mal por alguna decisión suya. Esa despedida, oportuna e inteligent­e, que despeja dudas y aclara incógnitas con respecto al cumplimien­to de alternanci­a en la dirección del cuerpo legislativ­o dispuesta en su momento por el Comité Político del PLD, habla muy bien de ella y la engrandece. El dejar la puerta abierta para que la sustituya en agosto el diputado Rubén Maldonado, y se cumpla lo acordado, es buena señal, y garantiza la armonía y unidad del PLD, que mucho necesita.

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