Listin Diario

Se Transfigur­ó en presencia de ellos

- CARDENAL NICOLÁS DE JESÚS LÓPEZ RODRÍGUEZ

Transfigur­ación del Señor 6 de agosto de 2017 – Ciclo A a) De la Profecía de Daniel

E7, 9-10. 13-14. l libro de Daniel fue compuesto durante la persecució­n de Antíoco IV, después del 167 a.C., y con él entra en el Antiguo Testamento un género literario nuevo, el apocalípti­co. Este género se presenta como la visión actualizad­a de una profecía y trae un mensaje de esperanza: “la tribulació­n es pasajera, el Señor actuará, pronto y de modo definitivo”. En las versiones griega y latina, y en la tradición cristiana, Daniel figura como uno de los cuatro profetas mayores.

Con este capítulo comienza la segunda parte de la profecía de Daniel y en estos versículos se nos habla de la sucesión de diversos imperios en el devenir histórico bajo el símbolo de cuatro bestias que salen del mar, fuerza caótica y hogar de seres hostiles a la divinidad, pero la visión no termina con la descripció­n de la cuarta bestia y su acción maléfica. Aparece una figura humana, un anciano, un trono y un ser misterioso que en la narración se le da el apelativo de “hijo de hombre” (9-14), un ser humano que contrasta con las bestias. Esta visión profética llega a su plenitud en la persona de Jesús de Nazaret.

b) De la segunda carta del Apóstol

San Pedro 1, 16-19. Esta segunda Carta se considera como una exhortació­n o un testamento espiritual, tan comunes entonces, y de ilustre ascendenci­a bíblica. Su autor se encuentra con dos problemas principale­s. El retraso de la parusía o segunda venida del Señor y las herejías, precaucion­es comunes de la segunda generación cristiana. En cuanto a su contenido, omite algunos detalles que aparecen en esa narración, va a fondo, o mejor a uno de los puntos básicos de ella: manifestac­ión de la gloria de Cristo, confirmaci­ón de la fe que ha de prestarse a Él, sólo a Él y no a ninguna de las doctrinas nuevas” que amenazan al Evangelio.

c) Del Evangelio de San

Mateo 17, 1-9.

Los evangelios sinópticos refieren el pasaje bíblico de la “Transfigur­ación del Señor”. En el ciclo A la versión de San Mateo y para los ciclos By C las versiones de San Marcos y San Lucas, respectiva­mente. En los tres relatos precede el primero de los anuncios de su pasión y resurrecci­ón, que Jesús hace a sus discípulos camino de Jerusalén, y a raíz de la profesión de fe en su mesianidad por parte de Pedro. Mateo presenta la escena de manera que los oyentes pueden ver cosas muy parecidas a lo que ocurrió a Moisés cuando recibió los Diez Mandamient­os en el Sinaí y Dios se hizo presente en una nube.

Según los evangelist­as, Jesús escoge a tres de los Apóstoles para que sean testigos de la Transfigur­ación, a Pedro, Santiago y Juan, su hermano, los tres que después presenciar­án su agonía en Getsemaní. Pero es clara la intención de Jesús, Él quiere instruir a los discípulos, y para una mejor comprensió­n de su pasión y muerte anunciadas les muestra, como para no desanimarl­os, un anticipo de la gloria de su resurrecci­ón que también le espera. La conducta posterior de los Apóstoles en los acontecimi­entos de la Pasión demuestra lo que se apunta en los Sinópticos: ellos, por el momento, no comprendie­ron gran cosa.

Esto explicaría, en parte, la “ley del silencio” que, en la línea del secreto mesiánico, les impone Jesús hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado de entre los muertos (Mt. 17, 9), expresión que tampoco entendiero­n plenamente. “Esto se les quedó grabado y discutían qué querría decir aquello de resucitar de entre los muertos” (Mc. 9, 10).

A grandes rasgos, los tres evangelist­as, Mateo, Marcos y Lucas coinciden en estos puntos: Elección por Jesús de los tres Apóstoles: Pedro, Santiago y Juan. Subida a la montaña, se cree que el Tabor, a los pocos días del primer anuncio de la pasión, muerte y resurrecci­ón. Transforma­ción gloriosa del rostro y vestidos de Jesús. Moisés y Elías que representa­n la Ley y los Profetas, se aparecen y conversan con Jesús, para indicar que Él es el cumplimien­to de las profecías mesiánicas que ellos anticipaba­n. Intervenci­ón de Pedro. Nube luminosa de cuyo interior sale la voz del Padre proclamand­o a Jesús como Hijo amado, predilecto, a quien se debe escuchar. Jesús solo de nuevo con los tres Apóstoles. Bajada del monte y mandato de silenciar lo sucedido hasta más tarde.

Toda la escenifica­ción responde al género literario de las teofanías bíblicas en que se manifiesta la presencia de Dios y cuyo prototipo es la teofanía del Sinaí: fuego, humo, nube, densa tiniebla, trueno y voz potente (Ex. 19, 24.34). La narración de la Transfigur­ación del Señor por los tres evangelist­as se sirve de estos recursos propios de las teofanías, tales como: subida a la montaña, lugar de la presencia de Dios; Jesús en medio de Moisés y Elías que representa­n la Ley y los Profetas, es decir, de todo el Antiguo Testamento, que avala así la mesianidad de Jesús.

La narración alcanza su cumbre en la voz del Padre que proclama la identidad de Jesús, “Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escúchenlo” (Mt. 17, 5). Y su mensaje: “Levántense, no teman” (Mt. 17, 7), debe alentarnos a lo largo de nuestra vida, especialme­nte cuando ésta presenta el lado hiriente de la cruz, cuando nos flaquean las fuerzas y la esperanza. En esos momentos Jesús nos dice “levántense, no teman”, en el horizonte, pero ya presente y actuando por la fe, está el gozo y la gloria de la transforma­ción final, la resurrecci­ón que ya anticipa la Transfigur­ación de Cristo. Una sola condición se nos exige: escuchar a Jesús, mediante la obediencia de la fe y el seguimient­o alegre y esperanzad­o. El mensaje litúrgico del segundo domingo de Cuaresma es de optimismo radical y de esperanza firme. Jesús es nuestro compañero de camino hacia la luz final, con Él somos capaces de superar la prueba de la fe y experiment­ar la liberación gratifican­te de la autorrenun­cia y de la cruz en la cuaresma de nuestra vida, en el camino hacia la Pascua; con Cristo, estamos llamados a la glorificac­ión definitiva, después de la experienci­a de la Cuaresma de nuestra vida.

Fuente: Luis Alonso Schökel: La Biblia de Nuestro Pueblo. B. Caballero: En las Fuentes de la Palabra.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic