CAMINO A LA SOSTENIBILIDAD
Las comunidades de Blanco apuestan al desarrollo del turismo rural, alojan a los turistas en sus casas y les acompañan a conocer el corazón de la montaña
Un aspecto que interesa mucho a las comunidades de la cuenca alta del río Yuna es el tema de la economía familiar. Para ello trabajan en la implementación de un mercado solidario, en desarrollar la producción, mejorarla, diversificarla y comercializarla.
“También queremos potenciar el turismo rural, porque es una alternativa de ingresos económicos”, explica Esteban Polanco.
Como parte de esa iniciativa fue construido el Complejo Ecoturístico Río Blanco, en honor a las aguas del afluente que corren al norte del proyecto.
“El turismo es interesantísimo porque le da una participación total a la comunidad. Ahora estamos discutiendo el tema de la capacitación, que los multiplicadores aprendan dos o tres idiomas para que no tengamos que traer gente de otro lado, sino capacitar a los muchachos para que san los guías y los facilitadores de ese proceso”.
Donde primero se alojan los turistas es en las casas de familia. Hay ocho en el Cruce de Blanco. Una de ellas es la de Junior Gerez, un joven multiplicador de 18 de años. La familia de cinco miembros ha recibido turistas locales y extranjeros.
“Le acomodamos una habitación y los invitamos a vivir como nosotros. No comen cosas especiales, comen lo que nosotros comemos. Si un día lo que toca a las doce es guineo con huevo, eso ellos comen también”, comparte Junior.
¿Quejas? “Al contrario, les gusta”, responde. “Hemos recibido visitas de Canadá y en una ocasión nos tocó un coreano. No entendíamos mucho de lo que decía, pero como quiera había conexión y todo salió bien”. Cuando termine el bachillerato, Junior piensa estudiar Agronomía en la universidad.
“En el pueblo uno tiene muchas oportunidades, es verdad, pero las oportunidades que yo veo hasta ahora están aquí arriba, y lo que quiero hacer está aquí arriba”.
Proteger la cuenca
El norte de la federación es la conservación del medio ambiente y del recurso agua y por ello promueven el uso de energía renovable.
En estos años han construido cuatro mini hidroeléctricas en Piedra de Los Veganos, El Capá, El Chorro y La Ensenada.
“Para nosotros es fundamental conservar la cuenca. Solo nos faltan 25 familias por energía eléctrica en toda la cuenca. Más del 95 por ciento están electrificadas. Esperamos que el año que viene no nos quede una sola sin energía eléctrica renovable”.
Para la conservación son partidarios de la reforestación de una manera integral. Aunque la gente habla de la siembra de café como un programa de reforestación, aquí lo consideran un programa de producción que se puede diversificar mucho más. Con relación a la siembra de cacao, promueven su siembra en áreas bajas para respetar los criterios técnicos que aconsejan mantenerlos por debajo de los 600 metros sobre el nivel mar.
También fomentan la siembra de guineos y frutas.
“La idea es que las familias tengan diversas fuentes de ingreso. Una de las conclusiones a la que hemos llegado después de tanto andar es que la pequeña producción en monocultivo no es rentable. Es decir, ninguna familia campesina puede mantenerse con 30 tareas de café solamente, ni con 20 tareas de cacao. Ahora, si estas 20 tareas están diversificadas con otros cultivos, ahí sí”, sostiene Polanco, quien confía en las unidades agropecuarias familiares como punto clave e innovador.
“Estamos introduciendo el tema del conuco en el patio. Antes, para hacer un sancocho no había que comprar los víveres en el mercado. Hay que rescatar esa producción tradicional porque eso te va a garantizar la seguridad alimentaria de la familia y te va a generar ingresos también. Cultivos como el ñame, el mapuey y la chinola te van a generar excedentes y esos excedentes hay que venderlos”.