Listin Diario

LA TRANSFORMA­CIÓN DIGITAL NOS TOCA A TODOS

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Quiero compartir unas breves reflexione­s en torno a la transforma­ción digital del mundo de negocios en general.

Muchos conocemos los casos más famosos… donde Uber, la compañía más grande de taxis en el mundo, no tiene vehículos. Facebook, el medio más popular del mundo, no crea contenidos, Alibaba, el retailer mayor valorado, no tiene inventario­s y Airbnb, el proveedor de alojamient­os más grande del mundo no tiene propiedade­s. Pero esto va mucho más allá, y podemos encontrar muchos más ejemplos.

Si vemos profesione­s liberales, hoy, más de 60 millones de desacuerdo­s entre los comerciant­es de eBay se resuelven mediante ‘resolución de conflictos en la red’ en lugar de entre abogados y jueces. Tres veces el número de demandas presentada­s cada año en todo el sistema judicial americano. Además, las autoridade­s fiscales de Estados Unidos en 2014 recibieron las declaracio­nes de impuestos electrónic­os de casi 50 millones de personas que habían confiado en el software de preparació­n de impuestos online en lugar de profesiona­les de impuestos humanos.

Si hablamos del comercio minorista, Internet, que todo lo transformó, está pasando lentamente a retiro al tótem más sagrado del mercado del último medio siglo. El mall o centro comercial parecería que tiene sus días contados. En lo que va del año, cerraron 5.300 locales en centros comerciale­s de los Estados Unidos. Se espera que para fin de 2017 serán 8,600, incluidas muchas de las llamadas “tiendas ancla”, los grandes almacenes como Macy’s, JCPenny o Kmart.

De hecho, los analistas estiman que en los próximos cinco años cerrarán el 25% de los 1,100 shoppings que aún resisten en Estados Unidos. E incluso estiman que el ritmo podría acelerarse.

El sector bancario también sufre la transforma­ción. Antes de que acabe la década las Fintech habrán devorado el 30% del negocio de la banca tradiciona­l. Pero Fintech es algo más que un sector en transforma­ción. Es mucho más que ‘la transforma­ción digital del sector financiero’. Hablamos de la mutación de un concepto relacional entre todo un sector y su clientela.

Otro de los sectores dinamizado­res de la economía es el automotor. El uso del auto en formato TaaS (Transport as a Service) será mucho más económico por kilómetro que comprarse un auto nuevo. No hablamos de carros autónomos únicamente, convivirán el TaaS con conductor y el auto compartido con los primeros vehículos completame­nte autónomos (en zonas acotadas). Esa curva de innovación y de aceptación está pasando con el automóvil eléctrico o con el uso del denominado ‘car-sharing’ en múltiples ciudades. Los vehículos TaaS, son sin duda alguna un nuevo escalón hacia un mundo donde conducir un propio vehículo sea algo ‘vintage’.

Y por supuesto la industria se afectará con la entrada de las impresoras 3D a los procesos industrial­es, que se va a llevar por delante conceptos residentes e inamovible­s desde hace décadas. De momento sabemos que la llegada de estos dispositiv­os a la vida de los ciudadanos será moderada y, como pasa ahora con la impresión tradiciona­l, cada vez más la dependenci­a estará en los consumible­s que en el hardware, así como, ‘imprimir’ en según qué materiales lo dejaremos para los comercios capaces de disponer de muchos ‘cartuchos’ de materiales distintos. Pero esto también afecta al sector asegurador. Cuando esto sea así los seguros de conducción tendrán que repensarse. ¿Quién será el tomador? Es interesant­e el debate de quién es el ‘titular responsabl­e’ de lo que suceda con el vehículo en caso de accidente. Inicialmen­te, durante un tiempo, el responsabl­e será el propietari­o del vehículo. Eso será así porque la autonomía del vehículo será relativa y el dueño debería ir en él por si se precisa su intervenci­ón. En unos años el responsabl­e legal del vehículo no será el comprador sino el fabricante del auto. Se interpreta que al no precisarse intervenci­ón humana el conductor no existe y el carro circula bajo los

La transforma­ción digital no es sólo tecnología, tiene que ver con una revolución en el modo de trabajar, de contactar a un cliente.

criterios de calidad y eficiencia del fabricante. Finalmente, lo más espectacul­ar, es que el foco final de responsabi­lidad en la conducción autónoma recaerá en las ciudades o gobiernos. Se cree que cuando los errores humanos no puedan existir y los vehículos dependan de indicadore­s externos, un accidente sólo dependerá de la buena gestión pública de los desplazami­entos.

Estos pocos ejemplos demuestran que todos los sectores de la actividad económica se están viendo afectados.

La transforma­ción digital no es sólo tecnología, es mucho más, tiene que ver con una revolución en el modo de trabajar, de contactar con el cliente y de modular nuevos espacios de negocio, pero no podemos dejar de lado que todo ello surge gracias a una palanca tecnológic­a ineludible.

Por eso, cuando esa tecnología aparece, y lo hace de un modo tan disruptivo, tan amenazante hacia los modelos de negocio existentes, no todos lo pueden ver. Cada día son más las empresas que lo entienden, pero no todas lo saben incorporar a sus dinámicas.

Para terminar, la pregunta no es ¿me afectará la disrupción? sino que debería ser ¿cuándo me afectará? Taxis, hoteles, música, servicios y productos de todo tipo viven esa agresión que proviene de una innovación inédita hasta hoy. Lo más importante no está solo en la tecnología que lo va a provocar, lo determinan­te es que podamos establecer las bases a partir de un cambio cultural interno que permita identifica­r el momento de abrazar una mutación como las que no supieron vivir Kodak o Blockbuste­r. Sólo es cuestión de tratar el tema.

El autor es presidente & CEO de GrupoCerca.com

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