La Iglesia del siglo V: decadencia y anuncios
El año 476 se usa para marcar el inicio de la Edad Media. En esa fecha, el bárbaro, Odoacro (c. 433–493) destronó al emperador Rómulo Augústulo, en Occidente. Luego Odoacro mandó las insignias imperiales a Constantinopla, en Oriente, reconociendo así la supremacía de Oriente. El sublevado Odoacro era un hérulo germánico, jefe de una de las bandas bárbaras contratadas para contener la entrada en el imperio de otros pueblos también Bárbaros. Roma dejaría de ser la capital. El honor pasaría a Milán y luego a la Ciudad de Rávena en el Adriático, con comunicación rápida con Constantinopla. Odoacro y su reino fueron conquistados por el ostrogodo arriano, Teodórico, en el 489, con apoyo del Emperador de Constantinopla. Odoacro acabó asesinado a manos del mismo Teodórico, de quien volveremos a hablar.
La Edad Medía no comenzó en un día. El año 476 sirve para facilitar la comprensión. Por un lado, aclara la deposición de Rómulo Augústulo; por otro, olvida que ya en el 410 Roma había sido saqueada por el visigodo arriano Alárico y de nuevo, en el 455, por el vándalo, Gensérico. Al enfocar las cámaras en el siglo V, deja en la penumbra, que ya en la Batalla de Adrianópolis del 378, los godos derrotaron al emperador Valente, tan terriblemente, que nunca se encontró su cadáver. Luego de Adrianópolis, los hunos y los germánicos cruzarían sin problemas el Danubio y el Rin, para adentrarse en el debilitado Imperio Romano. La táctica de guerra romana cambiaría para siempre, fortaleciendo la caballería.
La caída del Imperio Romano en Occidente en el 476, anuncia la posición preminente y exclusiva de Constantinopla, en el Oriente. ¡Roma había sido saqueada, ahora solo quedaba Constantinopla! El influjo y poder de Constantinopla continuaron aumentando durante los siglos VI, VII y VIII, hasta su caída. Recuerde que Constantinopla fue la ciudad que fundó Constantino en el 330, en el mismo lugar donde estaba la anterior, Bizancio, o sea que eran dos nombres para la misma ciudad. Y tiene un tercero, hoy en día se llama Estambul. Constantinopla caería en poder de los turcos Otomanos, los sucesores de Otmán I, en el año 1453. Esa fecha es el proceso más empleado para marcar el fin de la Edad Media y el comienzo de la Edad Moderna. En el año 484, la tensión entre Roma y Constantinopla, aumentó. El Papa excomulgó al Patriarca Acacio de Constantinopla por aprobar el Henoticón, un documento, que aceptaba el monofisismo [que reconocía solamente una naturaleza en Cristo, la divina].
Y Constantinopla de la comunión con Roma duró 35. Luego vendrían varios cismas parciales hasta la separación definitiva del 1054.
En el 494, una carta del papa Gelasio I al emperador Anastasio trazó las pautas que regirían las relaciones entre la Iglesia y el Estado durante la Edad Medía: “…el mundo se rige por dos cosas: la sagrada autoridad de los pontífices y la potestad real. Entre éstas tiene mayor peso la de los sacerdotes, porque ellos deben responder ante Dios también por el rey de los hombres. Por otra parte, sabes… que, aunque por dignidad tú eres la cabeza del género humano, en las cosas divinas te sometes devotamente a los sacerdotes y de ellos esperas la salvación […] y sabes también que en los temas religiosos te debes someter […] y que en estas cosas tú eres quien depende del juicio de los sacerdotes, y no ellos quienes se someten a tu voluntad. En las cuestiones que tienen que ver con la dirección del Estado, sin embargo, aquellos que presiden la religión obedecen tus leyes, porque saben que por divina disposición te ha sido concedida la potestad imperial” (Laboa, 2005, 78 – 79). Estudiemos a Clovis.
El autor es Profesor Asociado de la PUCMM, mmaza@pucmm.edu.do