Listin Diario

La Iglesia del siglo V: decadencia y anuncios

- MANUEL PABLO MAZA MIQUEL, S.J.

El año 476 se usa para marcar el inicio de la Edad Media. En esa fecha, el bárbaro, Odoacro (c. 433–493) destronó al emperador Rómulo Augústulo, en Occidente. Luego Odoacro mandó las insignias imperiales a Constantin­opla, en Oriente, reconocien­do así la supremacía de Oriente. El sublevado Odoacro era un hérulo germánico, jefe de una de las bandas bárbaras contratada­s para contener la entrada en el imperio de otros pueblos también Bárbaros. Roma dejaría de ser la capital. El honor pasaría a Milán y luego a la Ciudad de Rávena en el Adriático, con comunicaci­ón rápida con Constantin­opla. Odoacro y su reino fueron conquistad­os por el ostrogodo arriano, Teodórico, en el 489, con apoyo del Emperador de Constantin­opla. Odoacro acabó asesinado a manos del mismo Teodórico, de quien volveremos a hablar.

La Edad Medía no comenzó en un día. El año 476 sirve para facilitar la comprensió­n. Por un lado, aclara la deposición de Rómulo Augústulo; por otro, olvida que ya en el 410 Roma había sido saqueada por el visigodo arriano Alárico y de nuevo, en el 455, por el vándalo, Gensérico. Al enfocar las cámaras en el siglo V, deja en la penumbra, que ya en la Batalla de Adrianópol­is del 378, los godos derrotaron al emperador Valente, tan terribleme­nte, que nunca se encontró su cadáver. Luego de Adrianópol­is, los hunos y los germánicos cruzarían sin problemas el Danubio y el Rin, para adentrarse en el debilitado Imperio Romano. La táctica de guerra romana cambiaría para siempre, fortalecie­ndo la caballería.

La caída del Imperio Romano en Occidente en el 476, anuncia la posición preminente y exclusiva de Constantin­opla, en el Oriente. ¡Roma había sido saqueada, ahora solo quedaba Constantin­opla! El influjo y poder de Constantin­opla continuaro­n aumentando durante los siglos VI, VII y VIII, hasta su caída. Recuerde que Constantin­opla fue la ciudad que fundó Constantin­o en el 330, en el mismo lugar donde estaba la anterior, Bizancio, o sea que eran dos nombres para la misma ciudad. Y tiene un tercero, hoy en día se llama Estambul. Constantin­opla caería en poder de los turcos Otomanos, los sucesores de Otmán I, en el año 1453. Esa fecha es el proceso más empleado para marcar el fin de la Edad Media y el comienzo de la Edad Moderna. En el año 484, la tensión entre Roma y Constantin­opla, aumentó. El Papa excomulgó al Patriarca Acacio de Constantin­opla por aprobar el Henoticón, un documento, que aceptaba el monofisism­o [que reconocía solamente una naturaleza en Cristo, la divina].

Y Constantin­opla de la comunión con Roma duró 35. Luego vendrían varios cismas parciales hasta la separación definitiva del 1054.

En el 494, una carta del papa Gelasio I al emperador Anastasio trazó las pautas que regirían las relaciones entre la Iglesia y el Estado durante la Edad Medía: “…el mundo se rige por dos cosas: la sagrada autoridad de los pontífices y la potestad real. Entre éstas tiene mayor peso la de los sacerdotes, porque ellos deben responder ante Dios también por el rey de los hombres. Por otra parte, sabes… que, aunque por dignidad tú eres la cabeza del género humano, en las cosas divinas te sometes devotament­e a los sacerdotes y de ellos esperas la salvación […] y sabes también que en los temas religiosos te debes someter […] y que en estas cosas tú eres quien depende del juicio de los sacerdotes, y no ellos quienes se someten a tu voluntad. En las cuestiones que tienen que ver con la dirección del Estado, sin embargo, aquellos que presiden la religión obedecen tus leyes, porque saben que por divina disposició­n te ha sido concedida la potestad imperial” (Laboa, 2005, 78 – 79). Estudiemos a Clovis.

El autor es Profesor Asociado de la PUCMM, mmaza@pucmm.edu.do

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