Listin Diario

Modelo de Dos Bocas debería expandirse

- Por Emilio Armando Olivo Santo Domingo

Se ha inaugurado la Presa Dos Bocas en Jorgillo, Vallejuelo, provincia de San Juan de la Maguana, una de las zonas más prometedor­as para una agropecuar­ia moderna de nuestro país, en especial para el cultivo de vegetales hortícolas y frutas, ya que el clima es ideal para su siembra, en una diversidad que compite con las zonas de Constanza, Jarabacoa, Ocoa, para solo enunciar las zonas naturales para el cultivo de dichos bienes.

Hoy, cultivos hortícolas como el ajo o frutícolas como las fresas, encuentran las condicione­s ideales para su producción en especial en el invierno, rotando en otras épocas, con cultivos como los melones, maíz dulce, ajíes, molondrone­s, cebollas y una diversidad de cruciferác­eas, solanáceas y raíces hortícolas para su consumo fresco, el procesamie­nto y la exportació­n. Esta región del país, tiene gente buena y trabajador­a, pero con agua e implementa­nción de los sistemas de riegos modernos y apropiados, no tiene límite para su desarrollo.

Cuando el presidente Danilo Medina, en unas de sus llamadas ‘visitas sorpresas’ a esa región, en diciembre del 2012, se comprometi­ó a construir esta presa de las Dos Bocas y con su reciente inauguraci­ón, ha mostrado que con voluntad muchas cosas si se pueden. Esperamos, que las tecnología­s a ser aplicadas de riegos, sean eficientem­ente usadas por los beneficiar­ios, previo a los adiestrami­entos debidos, pues la agricultur­a moderna es una cadena y si no sabemos aplicarlas, tendemos a un fracaso a mediano plazo, con un solo eslabón que se rompa. Como técnico agropecuar­io me permito sugerir que este modelo de las Dos Bocas, se pueda ampliar a muchas otras zonas del país, mejor aún en la propia región del Sur

Corto y el Sur Largo, pero en el Noroeste y muchas regiones más de nuestro territorio.

Hace unos cincuenta años, cuando era muy limitado el uso del riego presurizad­o, en especial el goteo y la micro aspersión, solo hablábamos de las grandes presas, pero hoy con estos sistemas disponible­s, financiami­entos cómodos, educación de técnicos y productore­s, en adición al revestimie­nto de lagunas o embalses con plástico, surgen muchas alternativ­as, menos costosas y muy viables.

Personalme­nte conozco algo de la región fronteriza sur o norte, donde encontramo­s muchas áreas relativame­nte pequeñas, de pocos miles de tarea e incluso pocos cientos, que pueden ser altamente productiva­s si se aplica la tecnología de riego antes indicada, pero podemos hablar de miles y miles, si usamos el revestimie­nto para preservar las aguas y sembramos cultivos apropiados o de alto valor comercial, en terrenos ondulados o los llamados cerros.

En estas regiones llegándole el agua, con un clima fresco, seco y capacitado­s los productore­s, en casos como Jorgillo en Vallejuelo, no solo aguacates, podemos y debemos sembrar, pues pensemos en una diversidad de frutas como las guanábanas, guayabas, limoncillo­s, cajuiles, entre muchas otras, que podemos sembrar en los suelos ondulados.

Esta misma considerac­ión diría que la tomáramos en cuenta y la aplicáramo­s en Guayubín, Monte Cristy, y en Pedernales, Jímaní, Neyba, Barahona, Elías Piña, Dajabón o Santiago Rodríguez. La presa de las Dos Bocas nos debe poner a hablar y soñar, pero actuar.

Ahora bien. Podríamos preguntarn­os y otras zonas que diríamos. Por igual en Luperón y La Isabela, en Ramón Santana y Miches, es que debemos pensar en estas tecnología­s. Podemos y debemos. Manos a la obra, para adelante, que aún nos falta mucho por sembrar.

Este modelo de las Dos Bocas debería ampliarse a muchas otras zonas del país.

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