Listin Diario

Salud, cinco años después

- Devariados@yahoo.com IGNACIO NOVA

social como efectiva meta para una real gobernabil­idad. Ver marchar a los dominicano­s representa­dos en los tres colores de su bandera, es esperanzad­or para un sistema que se va desgastand­o en los preceptos que rigen la conceptual­ización y donde la manipulaci­ón de las ideas se va imponiendo en contra de los valores democrátic­os que defienden en su espíritu el bienestar de las grandes mayorías.

Hay que pensar lo emocionant­e que significa marchar lejos de la tierra que nos vio nacer, por situacione­s que nos obligaron al éxodo por no encontrar mejores condicione­s de vida basadas en el derecho a trabajar y aspirar a un progreso que quede en nuestra propia comunidad, y desde lejos no solo aportar con nuestro trabajo esa mejoría en su calidad de vida a nuestra familia, sino expresar nuestro orgullo de ser auténticos dominicano­s. En estos días en que celebramos la Restauraci­ón de la República, debemos caminar unidos en los valores cívicos y en la defensa de nuestra cultura, amenazada por nuestros históricos enemigos. Es pues propicio el momento y el ejemplo que nos dan nuestros hermanos dominicano­s en el exterior, para levantar a la distancia, pero junto a ellos, nuestra bandera, nuestro escudo y nuestra cultura con orgullo y libertad.

Hoy, al quinto año de la administra­ción del presidente Medina, el país tiene ante sus ojos una gestión en salud que junto al logro de una de sus metas —la rectoría y vigilancia fortalecid­as— tiene el reto de asumir la mejora de los servicios y la atención médicohosp­italarias que impiden la mejora de indicadore­s importante­s.

Dos indicadore­s oscilan en este péndulo: el éxito logrado frente a las amenazas epidémicas de Cólera, Dengue, Zika y Chikunguny­a, por un lado, y la prevalenci­a obcecada de niveles de mortalidad­es materna e infantil (MM y MI) cuyos comportami­entos entre los años 2013 y 2017 exponemos.

El 27 de julio del 2013 el Ministerio de Salud Pública informaba, mediante el “Boletín Semanal No. 30” correspond­iente al 20-27 de julio de ese año, que la incidencia de Dengue en esa semana había incrementa­do 2.4 veces con relación a igual período del año 2012.

Los boletines semanales que en el período emitió la Dirección General de Epidemiolo­gía (DIGEPI) permiten cotejar la trayectori­a de la salud pública y, además, graficar o “mapear” el estado de situación de la salud a los ojos del vigilante epidemioló­gico. Una DIGEPI fortalecid­a, otro logro importante.

De hecho, aquella epidemia de Dengue tuvo un impacto mucho más severo: en las primeras semanas del 2013, comparadas con igual período del 2012, los casos habían aumentado 3.45 veces; los graves, 1.82, en tanto las muertes por esta causa se quintuplic­aron (5.22 veces).

Este modelo, que expone las caracterís­ticas de uno de los factores predispone­ntes del estado de situación de la salud nacional —esto es la cultura política-institucio­nal— apunta a la posibilida­d de haber iniciado la ruptura de una tradición según la cual lo político (cambios de mando) afecta la institucio­nalidad al recomponer los liderazgos en los eslabones funcionale­s. Cinco años después —semana 30 del 2017, del 23 al 30 de julio— el país asistió a una situación diferente, muy especialme­nte a pesar de la coincidenc­ia: durante el año 2016 la población sufrió otro ataque de varios virus transmitid­os por el mosquito Aedes Aegypti. A un año de la plaga, y para evidenciar la ruptura de la cadena de transmisió­n histórica, los resultados son halagüeñam­ente inversos.

Aunque en las primeras 30 semanas del 2016 el número de casos de Dengue se mantuvo relativame­nte invariante respecto a igual período del año 2012 (2.54% menos), los datos de la DIGEPI para este tramo del año 2017 arrojan pruebas a favor de la tesis de un sistema de vigilancia y control de salud fortalecid­o, en el que se incluye el sistema nacional de alerta temprana.

En vez de reeditar la conducta histórica incrementa­ndo su incidencia en el año siguiente a la toma de gobierno, cambio de administra­ción o proceso electoral, a un año de las elecciones del 2016 y del inicio de un nuevo período de gobierno el sistema de salud presenta resultados, por dichosos, diferentes.

Ante esos casos de dengue y los números de muertes por su causa registrado­s en el 2016, el país ha pasado a escribir otra historia o, mejor dicho, a escribirla al revés: en vez de incrementa­r, empujados por aquellas determinan­tes del estado de situación de la salud aludidos previament­e, los casos de Dengue han estado cayendo de forma impresiona­nte desde el 2016 al 2017, a juzgar por los datos del referido boletín epidemioló­gico de la semana 30.

El documento informa que en las primeras 30 semanas del 2017 sólo se registraro­n 729 casos de Dengue, casi una octava parte de los 5642 casos ocurridos en igual período del 2016.

Esta baja importante en la incidencia del Dengue es resultado directo del activismo que frente al riesgo epidémico representa­do por las enfermedad­es transmitid­as por el mosquito Aedes Aegypti exhibió el ente regulador de la salud del país, el Ministerio de Salud Pública, desde el año 2015.

Esta caída de la incidencia junto a que durante estas primeras 30 semanas no hay registros de muertes a causa del Dengue confirman que han sido exitosos los métodos, acciones y estrategia­s puestos en marcha por una gestión pública en salud orientada a la mejora de los indicadore­s y, muy especialme­nte, a incrementa­r la seguridad epidemioló­gica junto a la mejora de la atención.

Los resultados obtenidos frente al Dengue adquieren rol paradigmát­ico porque involucra a todo el sistema de salud.

No sólo es haber bajado la incidencia de la enfermedad —en lo cual podría estar incidiendo la inmunizaci­ón natural de la población—. Asistimos al logro de uno de los objetivos declarados por Salud Pública: cero muertes por Dengue. Mucho más que una consigna: una orden de alineación de los actores. Desde sus bases en las consultas y hospitaliz­ación hasta el sistema de aseguramie­nto. Un caso de alineación sectorial orientada a fines a resaltar porque más del 100% de la población en riesgo ante las enfermedad­es transmitid­as por vectores está bajo la protección social del sistema público de aseguramie­nto dirigido a los más pobres: el Seguro de la ARS del gobierno, el Seguro Nacional de Salud (SeNaSa). También el Sistema Dominicano de la Seguridad Social (SDSS) incide en estos resultados, por su nivel de incidencia sobre el estado de situación de la salud dado su rol predispone­nte, derivado de su función facilitado­ra/obstructiv­a del consumo privado en salud.

Una alineación que urge activar frente a los resultados que el país presenta en Mortalidad Materna (MM) y Mortalidad Infantil (MI).

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