A los periodistas
Rafael Peralta Romero es más que un periodista: es un académico, profesor universitario, miembro distinguido de la Academia de la Lengua y, además --aquí sí que cabe la coletilla--, un excelente periodista, articulista y ejecutivo de diario, oficio que le apasiona y al que dedica la mayor parte de su tiempo vital.
Como agudo intelectual, Rafael es polemista y disfruta el debate público con altura y respetando la disensión. Por eso lo admiro sin llegar a ser su amigo --¡ya quisiera yo!--, y confieso sin ningún rubor que tuve la iniciativa para un intercambio que aunque no ha pasado de lo epistolar “nos ha acercado en la distancia”.
Una de sus grandes virtudes es la sinceridad. Como su hermano Antoliano, no se anda con paños tibios y da la cara en la defensa de sus ideas convencido de que no es infalible y que necesariamente no está en poder de la verdad absoluta, aunque es intransigente con lo que está mal hecho sin importar el litoral político del que provenga. Sus artículos, tanto políticos como académicos, están en consonancia con sus valoraciones profesionales tratando siempre de dejar alguna enseñanza a sus lectores… Cuando los veo en El Nacional o en alguna reproducción de la prensa digital, los leo con fruición y deleite.
Y entonces¿ el CDP
Rafael, como dije, es polemista y a veces participa en los temas controversiales cuando se trata del ejercicio periodístico y sus valoraciones éticas como norma de conducta. Nunca se ha alejado de la entidad que nos es común a todos los que ejercemos este oficio, el Colegio Dominicano de Periodistas (CDP).
Aunque soy miembro fundador del CDP, no estoy activo porque pienso que una entidad profesional de ese tipo no debe fanatizarse por ninguna causa. Menos aún ser manipulada por intereses ideológicos o partidarios. A propósito de las elecciones del próximo domingo en el CDP, Rafael ha enviado una carta a los periodistas que deseo compartir.
“El Colegio Dominicano de Periodistas está afectado de un grave malestar institucional, debido a la voracidad de unos dirigentes por chuparse hasta la última gota el néctar de esa institución. En el CDP ocurre que el grupo que detenta la dirección se aferra al interés de continuar succionando la teta, encontrada como su principal medio de vida.
“Los periodistas debemos plantearnos seriamente una decisión para reencauzar nuestro Colegio, destinado a ser un instrumento fundamental para orientar el ejercicio de la profesión. El Colegio es y debe ser una entidad al servicio del periodismo y de los periodistas, de todos los periodistas” … ¿Estamos desalentados “La perpetuidad de un grupo al frente de la dirección, con afán desmedido y apego febril, nunca es saludable para la buena marcha de una institución. Por esa aberración la institucionalidad en el CDP está tan raída como el edificio que lo aloja, y por eso cunde tanto desaliento entre los miembros.
“El viernes 25 de agosto debe ocurrir algo que cambie el rumbo del CDP y pase a ser una institución al servicio del perfeccionamiento de nuestra profesión con capacidad para contribuir en lo que le toca al logro del bienestar de los periodistas, de todos los periodistas. El CDP no es ni puede ser patrimonio de un grupo.
“Para cambiar el rumbo del CDP, te pido que votes por la plancha Convergencia, que encabeza Adriano de la Cruz, un maestro del periodismo, como presidente, y por medio de la cual seré el tesorero del Comité Ejecutivo. Mi deseo es que tú quieras, como muchos, cambiar el rumbo del CDP, para que esté al servicio de todos los periodistas” …
Si yo votara, votaría por Adriano, en la plancha 2…