Las obras “Tres” y “Amigas desgraciadas” en la escena
El pasado fin de semana busqué opciones teatrales para ver, desde el disfrute artístico-estético: la primera opción que vimos con el título de “Tres”, del autor español Juan Carlos Rubio, es esa clase de obra que coloca al público/espectador en el dilema moral de si reír, llorar, reflexionar o ir con cuidado a la hora de decir: “¡Quiero tener un hijo sin importar el padre!”.
Y fue una buena oportunidad para que los productores Natacha Rojas y Haffet Saba, bajo la correcta puesta en escena de Richarson Díaz, concretaron un espectáculo que, con sincera sorpresa, me hizo no solo reír sino salir del Palacio de Bellas Artes comentando con otros colegas, y observando las miradas de otros públicos, que lo habitual puede convertirse en frecuente.
La dirección de Richarson Díaz supo demandar entrega natural y sincera a la plantilla histriónica compuesta por Evelina Rodríguez, Hony Estrellla, Laura Leclerc y Joséguillermo Cortines, que su capacidad de desenvolvimiento fuese capaz de fluir con esa espontaneidad y verdad que logran que “Tres” atrape hasta al más inadvertido de los espectadores, en especial a la audiencia femenina por los temas que aquí se tocan.
Son tres mujeres diferenciales que desean la verdad y moralidad frente a los secretos e infidelidades. Que más allá de la risa-sonrisa, la verdad no está a veces en las manos de las desdichadas o de las infelices mujeres que aparentan ser.
Niurka Mota en las tablas
La segunda propuesta fue “Amigas desgraciadas”, de la directora Niurka Mota. Demuestra una vez más que la pieza escrita por Hugo Daniel Marcos es un teatro de situaciones, que comunica significados y códigos; que la comedia inteligente está ahí para mover y dejar esa reflexión, haciéndonos preguntas más que salir con respuestas. Que la amistad puede ser un nido de medias verdades, una pantalla de apariencias o solo eso: unas amigas desgraciadas (sin gracia en sus vidas), con sus bemoles y sus sostenidos.
En el montaje, que se prolonga hasta el 27 de agosto en la Sala Ravelo del Teatro Nacional, cada espectador hallará verdades particulares y ese gusto particular por un ejemplo de teatro que sí tiene hechos por decirle y que no es una simple comedia barata para producir risas fortuitas y agotar la taquilla cada fin de semana. El reconocimiento a un grupo de actrices bien acopladas como Lidia Ariza, Giamilka Román, María Angélica, Pamela de León y Patricia Muñoz, que jugaron un núcleo interpretativo de buen vuelo y que dicen que técnica y compromiso son sus ejes esenciales para estar a la altura de un trabajo bien orquestado por una directora-productora madura y sensible que sabe transmitir desde el texto-escenario hacia la platea. ¡Teatro de mujeres pleno de sentimiento dominicano que merece ser visto!