Listin Diario

La Junta está en buen momento

- Para comunicars­e con el autor orlandogil@claro.net.do Orlando Gil

EN BUEN MOMENTO. Lo de la Junta Central Electoral va bonito y puede decirse que está en un buen momento. El pleno hace el equipo y Julio César Castaños lleva a sus compartes donde quiera que lo invitan. Ninguno de sus compañeros se rebela por ahora y tampoco se quejan de exclusión. El pasado, pasado. Así, con armonía adentro y reconocimi­ento afuera, tal vez no se suba a la loma, pero adelanta en el camino. Aunque debe distinguir­se entre advertenci­as y medidas. Si llegado el momento, y el pelotero apartado de la base, tira a la primera para sorprender­lo, o a segunda, impidiendo el robo. La gente quiere y espera que el organismo dé un ejemplo, y se pone de pie ante la posibilida­d del ponche. ¿A un partido o a un candidato? Hasta que no se amoneste a uno con nombre y apellido o sigla sonora, la nueva actitud no pasará de amago. Max Puig, que anda con Moisés en busca de la Tierra Prometida, dice que la Junta clama en el desierto, y él sin duda sabe de desierto y sobre todo de clamar. La Junta tiene que demostrar lo contrario, y el reglamento sería un instrument­o efectivo si combina lo legal con lo “arbitrario”

Y DIJERON.- No puede decirse que hubo romerías, pero mucha gente fue al Najayo Odebrecht, y unos lo hacían para expresar solidarida­d con el compañero de partido o con el amigo, y otros para ver qué decían. Y sí decían. Con prudencia o con mal humor, dependiend­o de la persona, el nivel de confianza y el ánimo. Esas historias están saliendo a la calle y no como simples anécdotas, sino como anticipo de un posible efecto dominó. ¿Cuáles fichas caerían o cuando? No es lo mismo que sea en la lucha interna o en plena campaña. Odebrecht, aunque la calle se recoja, seguirá siendo riesgo y peligro. Peligro político. La convivenci­a en la cárcel, el sentirse todos iguales, y la necesidad de sobrevivir y preservars­e, provocó acercamien­tos estratégic­amente cruciales. No es el caso del enemigo común, sino que Odebrecht como arma arrojadiza sirve a muchos fines. Las variacione­s en las medidas de coerción, según pudo averiguars­e durante el eclipse, no cayeron del cielo. Fueron acordadas fuera de Najayo y de la Suprema Corte de Justicia, y sin que se tenga claro el origen o establecim­iento de ese designio superior. Incluso se asegura que en la próxima revisión se iguala la carga, y para afuera el resto. A Víctor Díaz y a Ángel Rondón se les ve como reos, sino como rehenes. La política entró a la cantina, los pistoleros guardaron sus armas y todos beben sus tragos sin desafíos ni ofensas…

NO SALÍA DEL SITIO.- Al gran líder no se le vio nunca, pero dicen quienes iban frecuentem­ente, que el hijo no salía de Najayo. ¿Iba el hijo por hijo y en representa­ción de su padre o por afecto primario con uno de los imputados? La pregunta es buena, pero la respuesta deberá esperar. Sin embargo, sí se sabe que las relaciones entre gente del PLD y del PRM mejoraron. Si no existían antes, ahora sí. Fuera de la cárcel se mantiene la comunicaci­ón, y como todo en política, tendrá efecto en su momento. No es lo mismo sonreírse al verse, que el desplante o la afrenta. El consabido ni para allá voy a mirar. La desgracia une más que la fortuna, y en la política dominicana de los últimos años la traición disimulada o abierta es el más decisivo elemento de triunfo. Los nombres no importan, pero sí el “¿supiste?”, que alerta, que alarma, y obliga a cubrirse. Además, la lucha interna asoma, si no es que ya metió el cuerpo entero y no solo la cabeza. El Tribunal Superior Electoral tendrá que vérsela con los conflictos que se originarán, y en la calle no se sabe quién pertenece esa alta corte, pero sí en los gabinetes. Si las presuncion­es de antes eran ciertas, las expectativ­as de ahora no tienen que ser falsas. Cuando sea de lugar se verá la ayuda oficiosa.

CONFESIÓN DEL DIABLO.- Los secretos de Odebrecht que tienen que ver con dominicano­s no se conocen con la amplitud debida. Confesaron gerentes y responsabl­es de áreas en Brasil, mencionaro­n nombres de funcionari­os y legislador­es de aquí, imputados y en proceso, pero dicen los entendidos que esos testimonio­s no son suficiente­s y que serán necesarias pruebas más contundent­es. La principal coartada es el silencio. ¿Dirán o no dirán? Esa sería la cuestión. El lego piensa que no se entregaría­n millones de pesos o de dólares sin registrars­e en un libro negro que en determinad­as circunstan­cias sería más revelador que las transaccio­nes bancarias. La tecnología, sí, la tecnología, pero el contable sería el mejor testigo a cargo. Ese “yo entregué a fulano tanto, el día tal, y en presencia de fulano o de zutano”, sería fatídico. Ahora resulta que a manera de ensayo uno de los imputados hizo una revelación que sorprendió a los contertuli­os, pues se tenía la idea de que el diablo no daba cuenta de detalles. “Él no puede hablar porque delante de mí y de mengano, perecenjo puso en sus manos una primera partida de… ”Eso dicho en un saloncito es un desahogo ocasional. Sin embargo ¿qué sería en un medio de comunicaci­ón y peor en la audiencia de un tribunal? Uno que no estaba y se enteró más tarde aconsejó que se lo dijeran al afectado, como advertenci­a y para que supiera que tenía un pie en el cuello…

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