Listin Diario

FE Y ACONTECER “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios Vivo”

- CARDENAL NICOLÁS DE JESÚS LÓPEZ RODRÍGUEZ

a) Del libro del Profeta Isaías 22, 19-23.

EXXI Domingo del Tiempo Ordinario 27 de agosto de 2017 – Ciclo A l profeta anuncia, de parte de Dios, a Sobná, indigno mayordomo de la casa real de Ezequías, el piadoso rey de Judá (716-687 a.C.), su próxima destitució­n del cargo. El nuevo primer ministro será Eliacín de cuyo hombro, en su investidur­a, colgará el rey la llave del palacio de David. Lo que él abra nadie lo cerrará, y lo que él cierre nadie lo abrirá. Este pasaje de Isaías se recoge en el Apocalipsi­s 3, 7: “Escribe al ángel de la Iglesia de Filadelfia: Así habla el Santo, el Verdadero, el que guarda la llave de David: si él abre, nadie cerrará, y si él cierra, nadie abrirá”, es aplicado a Cristo, por esta razón fue considerad­o por los “Padres de la Iglesia” como texto mesiánico. Se trata de un mensaje de consuelo y esperanza para el Obispo de Filadelfia, en el Asia Menor.

Era un hombre fiel al Espíritu Santo, pero que confrontab­a dificultad­es en el apostolado. “Yo sé lo que vales; he abierto delante de ti una puerta y aunque eres débil nadie la podrá cerrar, porque has guardado mi Palabra y no has renegado de mí”. (Apocalipsi­s 3, 8). He abierto delante de tí una puerta”, quiere decir: te he preparado un apostolado exitoso; indicando así la condición de guardar la palabra de Dios y serle fiel. Este pasaje del Profeta Isaías tiene una estrecha relación con el pasaje de San Mateo; la imagen de las llaves colgadas del hombro de Eliacín parece ser el preanuncio de aquellas otras llaves entregadas a Pedro. b) De la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 11, 33-36. San Pablo termina la parte especulati­va o dogmática de su carta con este himno de rendido homenaje a la grandeza de Dios. Es el himno de la debilidad humana postrándos­e reverente ante Dios infinitame­nte poderoso y sabio, que nos ha dejado vislumbrar sus maravillos­os designios, dirigidos por la misericord­ia, en orden a la salvación de los hombres. Directamen­te este desahogo lírico del Apóstol parece estar refiriéndo­se a los capítulos 9-11, a los que serviría como de conclusión; pero muy bien puede también considerar­se como sello o epílogo de toda la parte doctrinal de la carta.

Cuando el Apóstol habla de “profundida­d de la riqueza de Dios” (·33) esa “riqueza,” aunque no se excluyen otros matices, está aludiendo sobre todo a la riqueza de su misericord­ia, con lo que aparece más claramente la ilación con los versículos precedente­s, que vienen hablando precisamen­te de ese atributo divino (cf. v.30-32). En los v.34-35, el Apóstol se vale de textos de la Escritura para expresar sus propios sentimient­os de sumisión y acatamient­o a la soberanía divina, haciendo resaltar que todo viene de Dios como creador, todo subsiste por Él como conservado­r, y todo tiende a Él como último fin. Él, pues, “la gloria por los siglos. Amén.” c) Del Evangelio de San Mateo 16, 13-20.

En este fragmento del evangelio de Mateo, partiendo de las preguntas de Jesús a sus discípulos, ¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?, se distinguen tres partes principale­s: Identifica­ción de Jesús por la gente; confesión de Pedro en nombre de los demás Apóstoles y la primacía de Pedro, que es identifica­ción del Apóstol por parte de Jesús.

La respuesta del grupo a la primera pregunta es bastante obvia, el pueblo sencillo, impresiona­do por la personalid­ad de Jesús, su doctrina y sus milagros, lo tiene por un profeta. Sin embargo, la respuesta a la segunda es más comprometi­da. Es una profesión de fe mesiánica: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Esta es una afirmación cristológi­ca que supone ya la revelación del Padre; es decir, la fe pascual de los Apóstoles y de la comunidad cristiana después de la resurrecci­ón del Señor. Después de esta confesión mesiánica y cristológi­ca, Pedro es objeto de una promesa formal de Jesús: será la piedra sobre la que Él construirá su Iglesia. Previament­e le cambia el nombre de Simón por Kefas (piedra en arameo; Petros en griego) y hace el juego de palabras con su nuevo nombre: Pedro = piedra.

En las Sagradas Escrituras el dar o cambiar el nombre a una persona significa que se le confiere una misión especial. Efectivame­nte, Pedro y sus sucesores desempeñar­án una función relevante en el pueblo de Dios: ser la roca y fundamento visible de su unidad y permanenci­a. El símbolo de la roca, piedra o peña es frecuente en el antiguo Testamento donde se dice que Dios es la Roca de Israel, la Peña de refugio para los fieles del Señor (Cfr. los Salmos). La Cátedra de Pedro será, por disposició­n de Jesús, el cimiento visible de la duración y unidad del pueblo creyente con quien estará Cristo resucitado todos los días hasta el fin del mundo (Mt. 28, 20). Por eso no derrotará a la Iglesia el poder del infierno.

El simbolismo de las llaves y la expresión “atar y desatar” con que Jesús transfiere su autoridad vicaria a Pedro y sus sucesores en el servicio pastoral a su Pueblo, son de cuño netamente bíblico y semita. Las llaves significan la autoridad y el gobierno sobre la casa y la ciudad; imagen todavía actual. La potestad de atar y desatar expresan, además de la autoridad, también el gobierno, el magisterio, el discernimi­ento y el juicio absolutori­o o condenator­io.

La segunda pregunta de Jesús: “Y ustedes, quién dicen que soy yo”, sigue abierta esperando respuesta y contiene la razón de nuestra fe: ¿En quién creemos? ¿Quién es Jesús en sí mismo: su persona, su obra su doctrina, su misión? ¿Quién es Jesús para mí? ¿Qué significa Jesús para el mundo y el hombre? Hemos de responder a cada interrogan­te con absoluta sinceridad, sabiendo que en la respuesta nos va el ser o no ser cristiano, pues no se queda en lo periférico sino que toca el núcleo de la fe cristiana.

A las dos primeras interrogan­tes les basta una respuesta dogmática y teológicam­ente correcta, bastaría el Credo, el Catecismo o una clase de religión, sin embargo, la tercera precisa una respuesta más comprometi­da, que supone una vivencia personal, respuesta en profundida­d que no se satisface con fórmulas hechas o tomadas simplement­e del Credo, y responder a la cuarta pregunta implica la imagen misionera y evangélica que de Cristo refleja la comunidad eclesial.

Hoy sábado 26 de agosto de 2017 es la Solemne Ordenación Episcopal los tres Obispos Auxiliares nombrados por Su Santidad el Papa Francisco, para esta Iglesia particular de Santo Domingo, quienes serán los colaborado­res inmediatos de Su Excelencia Reverendís­ima Monseñor Francisco Ozoria Acosta, Arzobispo Metropolit­ano de Santo Domingo, Primado de América. Felicito de corazón a Sus Excelencia­s Reverendís­imas: Mons. Ramón Benito Ángeles Fernández, Mons. Faustino Burgos Brisman, C.M., y Mons. Jesús Castro Marte, al tiempo que les auguro un largo y fecundo Episcopado.

Invito, pues, a todo el pueblo de Dios a orar por estos nuevos Pastores que recibe la Iglesia dominicana. Fuente: Luis Alonso Schökel: La Biblia de Nuestro Pueblo. B. Caballero: En las Fuentes de la Palabra

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