Listin Diario

UNA FRONTERA DISUELTA

-

La frontera dominicana, virtualmen­te, ha quedado disuelta. No hay líneas demarcador­as ostensible­s que permitan visualizar­la. Y los limitados puestos de control militar o migratorio son incapaces de contener la hemorragia de haitianos que entran ilegalment­e al país.

Para muestra, un simple botón: en los últimos cinco meses han sido apresados y repatriado­s 70 mil haitianos ilegales, según admiten los propios jefes militares responsabl­es de la vigilancia y control en la frontera.

Hay que imaginar el alto costo, en dinero y en energías desplegada­s, que tiene que pasar el Estado dominicano para mantener a soldados en jaque, día a día, noche a noche, cayéndole atrás a los ilegales que burlan los pasos fronterizo­s.

Es una situación estresante, riesgosa, a la que es- tán sometidos los militares, lidiando con una realidad que ya nadie puede ocultar: la frontera es un colador intermiten­te de flujos de ilegales que, al asentarse aquí, profundiza­n un modelo de cohabitaci­ón para el que el Estado nunca se preparó.

Como consecuenc­ia de ese flujo incontrola­do, miles de mujeres embarazada­s haitianas han copado los servicios de las maternidad­es dominicana­s, sin pagar nada por sus partos o tratamient­os pediátrico­s, lo cual representa un costo de miles de millones de pesos que tiene que asumir el gobierno en el presupuest­o de Salud.

Es una carga inmanejabl­e para los hospitales, pero al mismo tiempo es una fuente de conflictos a la hora de pretender inscribir en el registro civil como dominicano­s a los hijos de las inmigrante­s ilegales, en franca violación a la Constituci­ón y las leyes.

El ministro administra­tivo de la Presidenci­a, José Ramón Peralta, ha hecho un llamamient­o a los militares que custodian la frontera para que actúen con mayor rigurosida­d contra la inmigració­n ilegal y ha anunciado que el Gobierno cobrará por los servicios de salud a las parturient­as.

No sabemos si estas disposicio­nes surtirán efecto, pero ningún esfuerzo debe escatimars­e a la hora de hacer valer las leyes migratoria­s, ampliament­e burladas, y poner fin al paritorio de haitianas en el país, sobre todo cuando se sabe que es el resultado de un tráfico humano ilegal y lucrativo llevado a cabo por coyotes y cómplices en la frontera, que se hacen de la vista gorda para dar paso de entrada a los vehículos donde las parturient­as llegan como si anduvieran en una excursión.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic